lunes, 30 de octubre de 2017

CALLEJONES DE CABUDARE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Callejones de Cabudare

Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Según la definición de algunos diccionarios los callejones son “el paso estrecho y largo entre paredes, casas o elevaciones del terreno”. En otros escritos lo definen como “una calle estrecha y larga”. En fin, es parte de la organización de los pueblos, impuesta desde la colonia por los españoles y a su vez impuesta a ellos por la influencia de los árabes en la península ibérica.

En el viejo Cabudare, los callejones están ubicados de este a oeste y se denominaron callejones a las calles más cortas, las de menores dimensiones y que recibían el nombre de personajes y familias ubicadas en las mismas, casi siempre en las esquinas. Estos nombres servían de referentes. Aunque ya no viven allí, la municipalidad mantuvo dichas denominaciones.

Don Julio Álvarez Casamayor en su libro “Cabudare, sendas, calles y personajes” Vol. 1, realiza un esbozo de los callejones. Cabe señalar que muchos de los personajes y denominaciones de los callejones las conoció don Julio de primera mano. A continuación escribo, tal cual lo hiciera en su libro en 1.997:

“Callejón Ponte”, también conocido en tiempos pasados como “del farol de don Manuel Gómez”. En la esquina noreste vivía la familia Ponte y cruzando la acera está la casa donde nació el Arzobispo Ponte en 1.832. Tiene aproximadamente 100 metros o una cuadra.
“Callejón del Matadero”. Al final del mismo en la parte sur estaba el matadero de Cabudare. También se le llamó “callejón del puente”, pues en la parte norte colindaba con el puente San Nicolás. Igualmente llamado de “la ceiba” o de “las barrancas”, ya que conducía hacia ese caserío. Es quizás el más largo, ya que atraviesa el barrio “Turén” de sur a norte.
Callejón de “la capilla” pues pasa al costado oeste de la capilla del Nazareno. Tiene apenas unos 70 metros de longitud y es el límite oeste del Parque “Ezequiel Bujanda”, espacio donde está ubicada la capilla.
Callejón “Amaya” o “Guédez”. En la esquina sureste vivió por muchos años el señor Francisco “Pancho” Amaya. Frente al mismo, en la parte sur está la casa de los Valero, Va desde la calle “Juan de Dios Ponte”, atraviesa la avenida “Libertador” y termina en la calle “Santa Bárbara”. Tiene aproximadamente 150 metros.
Callejón “Santa Ana”, llamado de “los Pérez”. Pues pasa a un costado de la casa donde vivió doña María Ángela Pérez, recordada matrona y gran devota de San Rafael Arcángel de pueblo arriba. Con el tiempo le llamaron callejón del “cañaveral”, ya que estaba un famoso botiquín cabudareño llamado así, regentado por el señor Argimiro León González. Tiene aproximadamente 200 metros.
“Callejón de Rumualdo Hernández”, o callejón de “Juanita Rojas”, su esposa, que es el nombre que tiene en la actualidad. Hoy es la entrada obligada de quienes vienen de Barquisimeto por “La Mendera” y deben cruzar a la derecha, pues se termina allí la doble vía. Tiene aproximadamente 300 metros.
“Callejón sin nombre” al que luego los muchachos llamaron “del beisbol”. Pues existía al final del mismo, un terreno donde se jugaba ese deporte. Allí nació el equipo “Tarabana BBC”, de los primeros equipos de beisbol de Cabudare.
Callejón “el calvario”, ya que está ubicado a la entrada de la “cruz de san Rafael” o de “pueblo arriba” o “cruz del oeste” y donde se realizaban velorios de cruz. Igualmente lo llamaron “callejón Linares”, porque vivía el señor Juan Linares en una de las esquinas. El camino de ese callejón conducía a Tabure y Agua Viva y en él estaba la cruz que marcaba el sitio donde asesinaron al padre de Nicolás Patiño. Era el más largo. A partir de los años sesenta empezó a perder terreno, hasta que las nuevas viviendas hicieron que se recuperara en la parte que comienza en la Avenida Libertador.

Para los viejos cabudareños, los que conocieron a los personajes nombrados será de nostalgia, para los más jóvenes debe ser motivo para buscar conocer más a este pueblo querido de Cabudare, que siempre abre los brazos a los nacidos o no en nuestra tierra, pues al final todos somos cabudareños.


Los viejos callejones de Cabudare


Esquina del callejón Amaya

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CABUDARE Y EL DECRETO DEL PACIFICADOR. II PARTE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cabudare y el decreto del Pacificador. II parte


Américo Cortez
Cronista de Cabudare



En la entrega anterior colocamos el infame decreto que Pablo Morillo “el pacificador” hizo contra Cabudare el 22 de julio de 1.818. Ahora quiero inferir algunas razones que llaman la atención. 

La primera es el poder que aún ostentaban los curas y comerciantes de Barquisimeto, que impedían el desarrollo como pueblo de Cabudare, a pesar de haber sido designada y aprobada en Caracas como nueva parroquia eclesiástica, a partir del 1º. De Abril de ese año. Lo observamos cuando recién llegado Morillo a Barquisimeto (apenas tres meses después de la aprobación de la parroquia Cabudare), emite el decreto donde ordena tomar medidas drásticas contra Cabudare y sus habitantes.

Morillo, es llevado por las intrigas de los curas de Barquisimeto, don José Antonio Melean y Sebastián Bueno, quienes lo convencen de que era necesario restituir los derechos de los barquismetanos y santaroseños sobre ese territorio, aludiendo entre otras cosas la persecución que los cabudareños le hacían a los indígenas que vivían en Santa Rosa del cerrito. Recordemos que “el sitio” de Cabudare pertenecía hasta el 1º. de Abril de 1.818 a la parroquia Santa Rosa. También es importante señalar que el cura de Santa Rosa, Juan Francisco Mujica había aceptado la nueva parroquia de Cabudare, a condición que le nombraran Párroco del nuevo curato de Cabudare. Esto debido a la creciente población, comercio pujante y ventajas geoestratégicas que ofrecía Cabudare, por ser la puerta del llano y el camino hacia el centro del país. Eran estas, algunas de las razones por las cuales se ensañaban contra Cabudare, No solo los curas mencionados, sino, los del Ayuntamiento, el Síndico, el Procurador General y el Administrador de la Real Hacienda, todos afectados en sus intereses particulares. Incluso en el decreto Morillo acota que existe fraude de los habitantes de Cabudare, en especial los comerciantes, al no pagar los tributos que exigía la Real Hacienda con sede en Barquisimeto. De igual manera establece en su escrito que existen peleas entre vecinos de Cabudare, lo que “afecta” las relaciones de convivencia.

Para colmo del asunto, ordena y condena Morillo a Cabudare a: que se trasladen los comercios fundados allí a Barquisimeto “pues los mercados, tiendas y demás, deben estar en esta ciudad, como es justo y no allí”, que se restituyan a Barquisimeto los vecinos que eran de ella y que no se permita la construcción de nuevas viviendas en el sitio de Cabudare. Por ello el comandante Oberto intimida a los cabudareños y el 24 de julio de ese año 1.818 más de cien personas, entre comerciantes, industriales, artesanos y vecinos son sacados violentamente de Cabudare, abandonando sus casas y negocios, y ordena lo mismo con todos los emigrados de los pueblos de la provincia pues como dice Morillo (palabras más palabras menos), Cabudare era un espacio de pleitos entre familias y vecinos, y defraudadores del erario real. 

No hay que ser erudito para entender que los intereses económicos, siempre fueron la causa y razón principal, para que impidieran que Cabudare fuera pueblo organizado. Imaginamos la indignación de los pioneros que lograron la creación de la parroquia eclesiástica y los vecinos que entendiendo la necesidad de organizarse, eran proscritos como maleantes. Tuvo que esperar Cabudare luego de la Batalla de Carabobo, para empezar a forjar el pueblo.

Ese infame decreto de Pablo Morillo es uno de los momentos de ignominia más grandes en nuestra evolución histórica. Por ello, Juan de Dios Melean señala en su escrito de 1.883 “como los esbirros del absolutismo destruían de día, las chozas que a la luz de lámparas los cabudareños construían de noche”.

Nuestro pueblo persistió, para lograr sus objetivos. Por ellos, Palavicini, Bastidas y otros cabudareños, se fueron con el ejército Libertador a la guerra, a lograr la emancipación del yugo español.


General Pablo Morillo


Grabado ecuestre de Pablo Morillo

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CABUDARE Y EL DECRETO DEL PACIFICADOR. I PARTE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cabudare y el decreto del Pacificador


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Las autoridades de Barquisimeto y Santa Rosa siempre impidieron la formación y crecimiento de Cabudare como pueblo. Primero intentó el Obispo Martí en 1.785, con Decreto, crear la parroquia de Cabudare. Luego, en 1.813 el Libertador Simón Bolívar, trató de darle la categoría de pueblo con un decreto de creación de la parroquia civil, como lo cuenta Juan de Dios Melean en su ensayo de 1.883, que no se hizo efectivo ni se ha conseguido prueba escrita. Incluso luego de creada la parroquia eclesiástica el 1 de Abril de 1.818, siguió sufriendo Cabudare de la ignominia del yugo español.
En octubre de 1.815, comerciantes de Barquisimeto solicitaban se prohibiera la fabricación de casas y comercios en el sitio de Cabudare y que solo se les permitiera a ellos hacerlo. El 6 de noviembre de ese año, el Cabildo consideró la petición, decidiendo el 20 de noviembre, pasar el asunto al Procurador General don Manuel Ocanto, quien en justicia determinó que no solo los que hacían la petición podían construir viviendas y abrir negocios en el sitio de Cabudare, sino, todos aquellos vecinos que lo creyeran conveniente, porque según las leyes no podía el Cabildo impedirlo, pero que gestionaría ante la Audiencia el asunto.
En 1.816 los alcaldes de Barquisimeto difirieron la causa, pero en 1.817 los comerciantes, artesanos y labradores de Cabudare, dieron poder a don Antonio Tacoronte y a don Ramón Prin, para que diligenciaran ante las autoridades en Caracas, el permiso para fundar y establecer un pueblo en el sitio de Cabudare, lo que permitiría tener comercio mayor y menor sin ninguna traba.

En julio de 1.818 llegó a Barquisimeto el General Pablo Morillo, llamado “el pacificador”. El 22 del mismo mes emitió la siguiente orden al Comandante político y militar de Barquisimeto Francisco María Oberto “He recibido el oficio de usted de ayer con el expediente que me incluye sobre traslación del comercio de Cabudare a esta ciudad, y habiendo atentamente examinado las razones que usted me expone, … las reflexiones de los venerables curas párrocos, ayuntamiento, sindico, Procurador General y el Administrador de la Real Hacienda,…por cuyas razones y documentos se demuestran con la mayor evidencia los incalculables perjuicios  que se seguirán a esta población, industria, agricultura y felicidad de esta antigua y leal ciudad, teniendo a sus inmediaciones un puesto, que iba abatiendo las riquezas y aún los moradores que atraídos por la avaricia, que perjudican considerablemente, a los intereses del rey, por los muchos fraudes que allí le hacían, fomentaba la desunión y rivalidades entre las familias y vecinos; y se procedía en fin contra las sabias disposiciones de las leyes, que prohíben semejantes establecimientos y contra el dictamen del Fiscal de su majestad, que se apoyaba en ellos, persiguiendo los indios fieles de Santa Rosa, cuyo fiel y leal pueblo trataron poco a poco destruir, perjudicándole de todos modos;… todo ello contribuye directamente a defraudar los productos del Real erario… He dispuesto, usando las facultades que el Rey me tiene conferidas, se restituyan a esta ciudad los vecinos que eran de ella, y lo mismo todos los emigrados de los pueblos de esta provincia, con el fin de usted observe su conducta y al propio tiempo cuidará que no haya tráfico, venta ni comercio alguno en el citado sitio de Cabudare, pues los mercados, tiendas y demás, deben estar en esta ciudad, como es justo y no allí, impidiendo también la construcción de nuevas casas según esta mandado, para que no queden más que las que hay actualmente. Igualmente se prohíbe dársele la denominación de pueblo de Cabudare, y si la de sitio, porque no puede fundarse otro pueblo apenas de media legua de Santa Rosa y poco más de esta ciudad….Cuartel General de Barquisimeto, julio 22 de 1.818. Pablo Morillo”. Continuará…


General Pablo Morillo


La capilla Santa Bárbara. Primera sede de la parroquia Cabudare


Bolívar y Morillo en Santa Ana de Trujillo

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98 AÑOS. SUMA Y SIGUE

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

98 años. Suma y sigue


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Vivir 98 años debe ser placentero, pero vivirlos trabajando en las causas más nobles y aún a esa edad seguir produciendo trabajo para su pueblo es en verdad digno de admiración. Es el caso de don Julio Álvarez Casamayor que este lunes 22 de mayo llegó a los 98 años, en plenitud de facultades, con una lucidez que ya envidiarían muchos de 50 años. Además su compromiso con Cabudare no le permite descansar. Cuando alguien se jubila, regularmente se dedica a descansar y hacer cosas para su entretenimiento y felicidad. No es que eso sea malo o no recomendado.
Don Julio siente la necesidad y el compromiso de seguir escrudiñando, investigando y revisando cuanto documento, dato o conversa le acerque a entender y dejar para otros, en el futuro cercano, todo lo concerniente a la evolución histórica de Cabudare y Palavecino en general.
No es solo arrebatar al olvido los hechos del pasado cabudareño, sino, inferir teorías, basado en el paradigma indiciario de la microhistoria italiana, método que don Julio practica, sin haberlo conocido, pues le nace del conocimiento de la idiosincrasia, costumbres, gustos y hechos de sus paisanos cabudareños.
Al conocer el espacio geográfico, no por mapas y planos, sino, por haberlos recorrido desde su infancia, siempre llenando sus ojos, sentimientos y pensamientos, de análisis de los sucesos, de personajes, de contextos y la intuición desarrollada, es la clave de su trabajo. Según sus propias palabras, todo lo aprendió de atender a sus padres, respetar a sus mayores, leer y sus ansias permanentes de saber.
Desde el mundo de la política, donde estuvo más de 50 años, nunca saltó a dar concepto, ni opinión, sin desarrollar la reflexión que produce ideas, las más apegadas a la verdad y la honestidad.
De niño fue vendedor de leche, saliendo de madrugada con su burro y su perrito hacia Barquisimeto. Practicó deportes. Realizó cualquier cantidad de trabajos. Todos ellos le crearon el valor de la responsabilidad y el trato con las personas. En el Concejo Municipal fue: portero, mensajero, escribiente, secretario, concejal, síndico, prefecto, vicepresidente y presidente de la Cámara municipal.
Es quien más ha escrito sobre Cabudare y Palavecino, en libros, artículos para la prensa y aún sigue trabajando en ello. 6 libros sobre Cabudare y 4 inéditos. Todos estarán pronto en el blog que preparo para perpetuar su obra, siempre al servicio de los que quieran acercase a la historia de Cabudare.
Cuando nos reunimos ante la computadora, puede estar 6 u 8 horas trabajando conmigo, donde demuestra una vitalidad que envidio. Como es trabajando es bailando, incansable. Discute cualquier palabra o cambio que pretenda hacer a investigaciones y trabajos. Me da la razón (cuando la tengo), pero cuando cree que le pertenece, la explica las veces que sea necesaria para convencerme.
No quiso ser cronista municipal y le debo el cargo de cronista parroquial, pues me aupó y me tomó como su discípulo. Vivo bebiendo de su sabiduría, que pareciera infinita.
Su memoria sigue dando pistas sobre la vida que ha vivido y la evolución histórica de nuestro pueblo. Ha estado en los acontecimientos importantes del Cabudare del siglo pasado y aún quiere más en este XXI. Los retrata en su cerebro, sabiendo que los conectará en sus trabajos.
Sus hijas dicen que soy su último hijo y me llena de orgullo el compromiso, ya que es el padre que nunca tuve. Le amo con un profundo respeto, el que se ha ganado por seguir empeñado en desvanecer las sombras de la historia de Cabudare.
Verle en la plaza Bolívar o caminando por las calles, con sus 98 años, saludando a tanto parroquiano y parroquiana me llena de orgullo.
Este escrito es mi agradecimiento y aspiro que Cabudare le reconozca a cabalidad sus esfuerzos, en su justa dimensión.
Padre, sigue cabalgando en tu empecinada juventud, sigue descubriendo historias y sigue dándonos tu presencia, con la certeza que ha valido la pena.

Son 98 años de verdadera vida. 98 años. Suma y sigue.


Siempre estoy bebiendo de su sabiduría, ganada en la vida de vivir queriendo a nuestro pueblo Cabudare


Nunca se cansa de explicar lo que su memoria guarda para darnos pistas de la historia de Cabudare


Bailando un pasodoble con su hermana Negda. Incansable en la historia y el baile. La foto fue tomada en la retreta que ofreció la orquesta Mavare en la Plaza "Aquilino Juáres"
el 27 de enero del año 2.000

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SAN RAFAEL DE PUEBLO ARRIBA

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

San Rafael de Pueblo Arriba

Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Dedico al alma buena de Manuel Ramón López 
En el siglo XIX llegaron a Cabudare familias de muchas partes del país e incluso extranjeros que hicieron vida activa en nuestro pueblo: españoles, italianos, irlandeses y otros. Nos cuenta don Julio Álvarez Casamayor que a finales del siglo XIX llegó a Cabudare un curazoleño de nombre Manuel Pérez, a quien apodaban “el antillano”. Se casó con una cabudareña llamada Carmen Gutiérrez. Tuvieron propiedades y siembras de café en la montaña de Terepaima. Su prole, cuatro hijos: Pedro, alto y fortachón, quien dicen podía cargar un burro pollino en sus brazos y se comía doce huevos, una taza grande de granos con dos arepas tumba budare, en una sola sentá. Los otros hijos fueron Teodora, Cayetano y Abelardo. Este último estuvo en la Guerra Federal, obtuvo el grado de General y destacó por su valor y como hombre notable.
Manuel Pérez tuvo casa en la hoy llamada calle San Rafael (donde está residencias “El Cují”). Allí celebraba actos religiosos, en honor a San Rafael. Realizaba una novena que comenzaba el 24 de octubre, con una imagen que había traído de Curazao y que lamentablemente fue robada de la actual capilla en 1.967.
En Cabudare se fundó la Sociedad de San Rafael y su primer presidente fue Jesús María Araña, quien fuera médico, educador y secretario del gobierno del distrito Cabudare. Falleció el 18 de septiembre de 1.915. La Sociedad construyó una capilla de adobes con techo de taja que se inauguró en 1.918. Con el tiempo se deterioró y se construyó, en el mismo sitio, la actual en 1.965, bajo el gobierno del gobernador Romero Antoni. Está ubicada en la calle Juan de Dios Ponte, entre calles Palavecino y Patiño.
El señor Araña, en su lecho de muerte, mandó llamar a Manuel Ramón López, adolescente de 15 años y le pidió que se incorporara a la Sociedad  y le prometiera que mantendría la devoción por San Rafael. Promesa que Manuel Ramón López, cumplió hasta su muerte. El compromiso consistía en la misa y procesión del 24 de octubre.
Benjamin y Alejandro Pérez, eran hijos del General Abelardo Pérez, y éste padre de Josefina “Chepina” Pérez, bisnieta del “antillano” Manuel Pérez y esposa de Manuel Ramón López.
El 24 de octubre de 1.943 se realizaron las primeras fiestas patronales, cívico religiosas, en honor a San Rafael, donde hubo tardes de coleo, juegos tradicionales y más. Fue organizada por Manuel López y José de los Santos Guédez, quien fue el Presidente de la Junta de las fiestas.
En 1.968 Carlos Guédez, hijo del señor Guédez, presidió las fiestas y pudo con las ganancias de las mismas comprar una nueva imagen, en reemplazo de la robada el año anterior. Esta imagen fue traída de España, a través de la Casa Veliz de Barquisimeto.
Con el tiempo, la evolución y transformación del Cabudare viejo, fueron decayendo las fiestas patronales en honor a San Rafael Arcángel. En los últimos tiempos (80´s) adquirió la denominación de Ferias. Me tocó ser vicepresidente de una de las últimas y de Presidente estuvo Miguel Ángel Pérez Matute. El veloz paso del tiempo y la desaparición de muchos de los entusiastas paisanos de Pueblo Arriba, lograron borrar del sentimiento de muchos la devoción. En la segunda parte de los años 90´s me tocó organizar por varios años el velorio de San Rafael que se hacía en la víspera y que tocaba Benicio Rivero y su familia.
Hoy solo se realiza la misa y procesión el 24, donde todos los años la Parranda Sarao acompaña con su música a los feligreses. Este año hubo poca gente. Sin embargo pedimos al santo, salud y paz.
Las tradiciones de los pueblos se acaban cuando no son sembradas en los corazones. Los vecinos ven como extrañas estas manifestaciones y se ocupan de otras cosas.

Con la construcción de la nueva capilla, el esfuerzo mancomunado del Padre Juan Bautista Briceño y la feligresía, podrá abrirse otra posibilidad, para que la tradición de Manuel Pérez, Jesús María Araña y Manuel Ramón López florezca, como una flor en primavera y el santo que es “medicina de Dios” ilumine los corazones de la gente de Pueblo Arriba.


La Parranda Sarao,
como todos los años presente el 24 de octubre en Pueblo Arriba,
 rindiendo honores a San Rafael Arcángel. Laudir de la costa (con tambor), quien escribe con Sara de la Costa en brazos y Claudia a su lado, Rafael Marchán y Luis Alfonso Vázquez (con sus cuatros), detrás de ellos Airto de los Santos. Luego Raisa Moreno y Yennifer Ferrer.


San Rafael Arcángel, medicina eres de Dios.
Patrón de Pueblo Arriba.
Esta imagen fue la comprada en 1.968, ya que la original fue robada en 1.967


Una vista de la capilla, en plena misa dada por el Padre Juan Bautista Briceño. En este momento se construye a su lado
 la nueva capilla

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