En el Cabudare actual los espantos no se atreven a aparecer. !El buen guaro!, mucho vivo haciendo de las suyas y contra los cuales los espantos estarían indefensos. |
domingo, 13 de marzo de 2016
CABUDARE,
BUCOS Y MAMEYES
De espantos y aparecidos
Américo
Cortez
Cronista de
Cabudare
Dedico a los Guardianes del mamón macho
Todos los pueblos
tienen sus leyendas, sus misterios. Cabudare no es la excepción. Tiempos
pasados en que algunos, más vivos que muertos, usaban el ardid de decir que en
tal parte salía un espanto, muchas veces para “limpiar la zona” y así poder
tener sus encuentros amorosos, al amparo de la oscuridad. Según los
parroquianos aparecía la llorona, el carro del espanto, la sayona, el hachador
y muchos otros. Las oscuras calles con mechurrios u opacas luces y el sonido de
las campanas que marcaba la hora de dormir, creaban un tétrico escenario para
imaginarse o ver cualquier cosa.
Los muchachos de
Pueblo Arriba iban en la noche al cine “Sucre” de Cabudare, lo que los obligaba
a regresar cruzando los puentes “San Nicolás” o el “Rojas Paúl”. Se decía, que en
el “San Nicolás”, pasada la media noche se escuchaban ruidos de sables y
caballos, muy cerca de la histórica ceiba, donde estuvo Bolívar y el ejército. Verdad
o no, sucedió que cuando mi familia vivía en la Casa de Alto, frente a Enrique
Perláez, a finales de los 60´s, mi hermana que estudiaba en Valencia, esperaba
afuera, como a las 3 de la mañana, una cola que le llevaría a la ciudad del Cabriales.
Ella y mi tía Emma, oyeron y vieron los referidos caballos y el bullicio de un
gentío, a escasos 60 metros, en el puente San Nicolás. Del susto se metieron a
la casa y nunca más se atrevieron a asomarse a esas horas.
En el puente “Rojas
Paúl” cuenta mi amigo Abundio, que al cruzar el puente se corría el riesgo de
ser secuestrados por “los encamisonaos”, especies de duendes que se llevaban a
los niños. Hasta de día, se tomaban precauciones para pasar por allí. Muchas veces
resultó que era el viejo Amalio, sobador, que vivía casi lado del puente, quien
salía de madrugada con una sábana, a orinar fuera del rancho, haciéndolo ver
como una aparición.
De Los Rastrojos,
muchos muchachos corrían a toda velocidad, para pasar el puentecito, que está
llegando a la entrada de Cabudare y que era donde salía “la puerca y los
puerquitos”, aparición de una marrana, muy grande, con siete animalitos, que al
mirarla se convertía en una horripilante y fantasmagórica figura que privaba a
quienes la veían. Después de la redoma
de Agua Viva, donde hoy queda el Club de la Ucla, existe un viejo jabillo que al
pasar debajo de él, en horas de la noche, se escuchaba de entre las frondosas
ramas, una voz de ultratumba que decía “caigo o no caigo”, lo que le paraba los
pelos al más pintao.
Contaban los vecinos
del viejo cementerio de Cabudare, que el primer lunes de cada mes, a la media
noche, podían oírse las ánimas pasar, subiendo desde la iglesia San Juan
Bautista hasta el campo santo. Nadie se asomaba a las ventanas, pues corría el
riesgo de ser privado por las animas en pena y quedar medio loco de por vida.
“Coché” Rojas
recopiló en su Anecdotario y Humorismo cabudareño, una escena llamada “el
muerto era Jesucristo”. Jesús Delgado, quien tenía las facciones muy similares
al de Nazareth, inventó la historia de que por donde él iba de noche a su casa
salía un horroroso espanto. Leonardo Ponte, sospechando algo raro les anunció a
todos en la plaza que no tenía miedo y que esa noche se iría por esa calle. En
efecto, al pasar Leonardo por allí salió el espanto, con la sorpresa para el descarnado
que este traía una guaratara, que le asestó a pocos metros de distancia
quedando el espanto inconsciente. Al levantar la sábana era Jesús Delgado. A
partir de ese día se corrió la voz “el muerto era Jesucristo”, quien no aguantó
la mamadera de gallo y se fue del pueblo por un tiempo.
Estos son apenas
algunos casos. De espantos y aparecidos está lleno Cabudare, algunos falsos y
otros ciertos. Son parte de la vida pueblerina que se fue y la cual añoran los
más viejos, guapos y asustaos. En fin, le daba sabor a mi pueblo, al cual “el
desarrollo y el progreso” le sepultaron lo más auténtico que tenía. Sus
tradiciones, sus costumbres y su humanidad.
Lo que queda del puentecito, donde salía la puerca. Algunos jóvenes que venían a Cabudare o iban a Los Rastrojos, al acercarse la media noche preferían quedarse en casa de algún amigo y no correr el riesgo de pasar por el puentecito,
domingo, 6 de marzo de 2016
ERNESTO CASTILLO. TRABAJO, FAMILIA Y CANTO
CABUDARE,
BUCOS Y MAMEYES
Ernesto Castillo. Trabajo,
familia y canto
Américo
Cortez
Cronista de
Cabudare
Dedico a la señora Janet y su hija Carol, quienes
prodigan amor y atención al gran cantante.
“La farándula es una
ilusión”, y el entendimiento de ello, hizo que Ernesto Castillo colocara por
delante de la música a su trabajo y a su familia. No dejándose cegar por las
ilusiones de la farándula que pudieran atrapar a su hermosa voz para alejarlo
de la verdad de su vida. Un talento natural que paseó por múltiples escenarios,
dejando en alto el arte de cantar.
Nació Ernesto
Enrique Castillo en Caracas el 14 de Diciembre de 1.939. Sus padres: Pedro
Guerra y Carmen Castillo. Vivió en Los Teques, Turmero, Tejerías, Turén,
Barquisimeto y finalmente en Cabudare donde vive en “Los Pinos” desde el año 1.981 en la Quinta
“San Trifón”.
Estudió la primaria
en el Colegio “República de Venezuela” de Caracas. La secundaría en el Liceo
“Juan Sequera Cardot” de Barquisimeto (1.960-1.965) siendo allí Bachiller en
Ciencias. De 1.965 a 1.967 obtuvo el título de Técnico Automotriz, lo que sería
su carrera y pasión. Realizó cursos sobre mecánica automotriz y técnico electricista,
con lo cual complementó sus conocimientos para emprender su carrera como
mecánico automotriz.
Fue fundador de la
empresa Electro Auto Venezuela. En el año 1.972 comienza a restaurar carros
antiguos. Se hace propietario de carros antiguos de los años 20, 25, 27, 28,
40, 46 y 58. Colecciona antigüedades y fue Presidente de la Asociación de
Propietarios de carros antiguos de Barquisimeto. De los mismos, organiza y
promueve exposiciones. Obtiene el 1º. Y el 2º. Lugar en la Feria Nacional Automotriz.
Forma parte de la Junta Directiva de la Cámara Nacional de Talleres Mecánicos
(CANATAME).
Se casa con Janet
Giraldo. Son sus hijos: Walter, Judit, Ernesto y Carol.
Como cantante se
inició en 1.962. En 1.965 se presenta en “Fiesta Criolla” de Abraham Giménez.
Graba en 1.968 su primer disco 45 con los temas “Penumbra” y “San Trifón”, este
último lo llevó a la popularidad y lo hizo artista exclusivo de la Hostería “El
Obelisco” y de Discomoda. Ese mismo año participó en el 1er. Festival de la
Canción Larense, obteniendo el 3er. Lugar. De 1.969 a 1.973 se hace presente en
los Festivales de “La Voz de Oro de Venezuela”, destacándose por su dulce y
potente voz y compartiendo al lado de las grandes figuras nacionales de ese
tiempo. En 1.969 se presenta en el Show de Renny. Participa en “Ritmo y
Juventud” de Gilberto Correa (1.970). También lo hace en programas de
Venevisión con Winston Vallenilla padre y los hermanos Richard y José Hernández
(1.970) y en la Gogoteca de Guillermo González. Realiza giras artísticas por
toda Venezuela y está presente en las ferias más importantes del país. Siempre
participó en las Ferias de Barquisimeto.
En 1.974 obtiene el
Primer Lugar en la Voz Internacional de América con la canción “Tropezón de
poetas”. En 1.976 realiza gira por toda Venezuela. Es invitado permanente como
participante o Jurado a Festivales en diferentes ciudades. Viaja a Puerto Rico
a participar en programas de televisión. Actúa en centros nocturnos de Nueva
York.
Desde 1.978 se
presenta en radio, televisión y ferias del país, cosechando triunfos en San
Cristóbal, Mérida y otras. Se hizo promotor artístico y con ello produjo
eventos y espectáculos públicos y de televisión. Cantó con la Rondalla Latina, e
innumerables agrupaciones y recibido diferentes reconocimientos: Cardenal de Oro,
Mara de Oro, Ídolo de Plata, Terepaima de Oro y otras y condecoraciones como:
Botón “Ciudad de Barquisimeto”, Orden “Divina Pastora”, Orden “Ciudad de
Cabudare”, por decir algunas.
En el 2.004, por
problemas de salud se retira al calor de su familia, en su casa “San Trifón”,
donde su esposa Yanet y su hija Carol le ofrecen el mejor galardón; el amor de
una familia que le quiere y admira, entregada a sus cuidados, sabiendo que en
el canto Ernesto Castillo pudo llegar hasta donde quisiera, pero colocó por
delante a su familia y su trabajo, y eso
es digno de admirar.
proyectoculturalsarao.blogspot.com
Publicado en el Diario
de Lara el Lunes 07 de Marzo del 2.016
Con Napoleón "Pololo" Arraiz. Su profesor de secundaria y amigo. !Cuantas serenatas! |
Ernesto Castillo. Todo un galán. Esta foto la realizó Discomoda para promoción y decía "Artista Exclusivo de Discomoda" |
Ernesto Castillo en la foto de la Primera Comunión. 1.952 |
Con su adorada madre, la señora Carmen Castillo. En las afueras de la catedral de Barquisimeto |
Con Samantha y Oscar (nietos). A su derecha su hija Carol y a su izquierda su esposa Yanet |
Observen esta trabuca cantarina. De izquierda a derecha: Edgar Gurmeitte, Ernesto Castillo, Antonio Heredia y Héctor Cabrera. !Na guará! |
Al lado de Juancito Martinez "El rey del golpe larense" quien era su compadre. |
Uno de sus entrañables amigos Antonio Heredia. En sus manos "El Mara de Oro" |
Muy joven y pensativo. Sin duda una foto artística, de las que sacaban suspiros a las fanáticas |
Con pinta de artista de Hollywood. |
Con Carlos Bereciartu, otro gran cantante larense. La foto fue en una actuación en El Tocuyo. Detrás Janet (su esposa) y sentado en el carro Trino Mora. |
En su taller con Héctor Cabrera. Entre ellos se tejió una gran amistad |
La Rondalla Latina. Excelente agrupación con la cual Ernesto Castillo dió las más bellas serenatas. La foto es en la sede de la televisora "Niños Cantores" en Barquisimeto. |
Con su padre, el señor Pedro Guerra |
Ernesto Castillo, Antonio Heredia y su esposa la señora Valentina |
Ernesto Castillo en todo su esplendor |
Ernesto Castillo, Luis Enrique, Héctor José y Miguelito Itriago, En ese momento, grandes promesas del canto. |