jueves, 7 de diciembre de 2017

Sobre el concurso de cronista municipal

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES
  


Américo Cortez
Cronista de Cabudare


Con la muerte repentina del profesor Taylor Rodríguez García, cronista oficial del municipio Palavecino, que dejó un vacio en la vida cultural de nuestra tierra, se abrió la necesaria aplicación de la Ordenanza, que establece, entre otras cosas, abrir un concurso para la selección de un nuevo cronista.

El Concejo Municipal, en acuerdo de cámara No. 184, del 16 de noviembre del año en curso, decide comenzar el procedimiento para el concurso para la designación del cronista municipal.

El 20 de noviembre se envía la correspondencia a los jurados, que según la ordenanza son: El presidente de la comisión de cultura y educación del Concejo Municipal, un miembro de la Asociación de cronistas del Estado Lara, un representante de las asociaciones socioculturales del municipio Palavecino y un representante del departamento de cultura de la Universidad “Fermín Toro” y uno del departamento de cultura de la Universidad “Yacambú”. Para ello se les notifica que tienen tres días, luego de recibida la correspondencia, para designar a su representante como jurado.

El día martes 21 de noviembre, aparece en “El Diario de Lara”, el aviso del concurso sin esperar la instalación del jurado, el día 22 de nov., un día después se coloca la convocatoria a concurso en la página web del Concejo Municipal (debió ser el mismo día 21), el jurado fue convocado, para una reunión, el viernes 01 de diciembre, es decir, pasados cuatro días del fin del lapso de inscripción de participantes, a pesar que en la convocatoria dice expresamente El concurso será realizado al primer (01) día hábil posterior una vez cumplido el lapso de recepción de documentos, … en el cual resultara ganador quien obtenga mayor puntuación en el baremo que a los efectos elaborara el jurado evaluador,..” . Solo se inscribió una persona, que tuvo “la suerte” de ver el anuncio publicado un solo día en el vespertino “El Diario de Lara”.

El día viernes 01 de diciembre, en la reunión del jurado se encontraban: la Presidenta de la Comisión de educación y cultura del Concejo Municipal, el presidente de la Asociación de cronistas del Estado Lara, estando ausentes el representante de las asociaciones socioculturales del municipio, el de la Universidad “Yacambú” y el de la Universidad “Fermín Toro”. El argumento que se expuso, a viva voz, fue que la Universidad “Fermín Toro” no había dado respuesta al llamado, que las asociaciones socioculturales no se habían presentado y que el representante de la Universidad “Yacambú” “avalaría lo que decidiera el jurado” y por esa razón se decidió colocar como jurado a dos trabajadores del Concejo Municipal. Pude comprobar con las más prestigiosas instituciones culturales del municipio que no fueron en ningún momento convocadas, entiéndase: Ateneo de Cabudare, Unión de Tamunangueros de Palavecino, Casa de la Cultura de Cabudare y otras.

El presidente de la Asociación de cronistas de Lara, consideró ilegal las nuevas designaciones, no avaló la reunión e introdujo el día 04 de dic. Un escrito para ser leído en la sesión del día martes 05 de dic., que hizo que se pasara el caso al Sindico Municipal, quien debe elaborar informe y ser presentado en plenaria.

Me hago algunas preguntas. ¿Por qué no se llamó al jurado antes de convocar el concurso?, ¿por qué se publicó la convocatoria un solo día, garantizaba eso la participación?, ¿Por qué no se notificó del llamado a los cronistas parroquiales?, ¿Por qué no se revisaron las razones de ausencia de tres jurados?, ¿por qué no se suspendió la reunión y convocarla de nuevo?, ¿por qué no se convocaron las asociaciones culturales?, ¿Por qué ante una sola persona inscrita no se prolongó la convocatoria?, ¿por qué se sustituyeron dos jurados por trabajadores del Concejo Municipal?, ¿por qué si se vencieron los lapsos colocados en la convocatoria se siguió con el procedimiento?, ¿Quiénes elaborarían el baremo si faltaban tres jurados naturales del concurso?, ¿Cuál era la prisa?.

Esperamos que la sensatez y la sindéresis hagan que le aclare el asunto y tengamos un concurso, con todas las de la ley, so pena de ponerlo en sospecha.


Share:

martes, 5 de diciembre de 2017

domingo, 3 de diciembre de 2017

jueves, 16 de noviembre de 2017

CHARLA CORDIAL

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Charla cordial


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

En 1.999 publicamos en “El Kabudari”, periódico del Proyecto Cultural Sarao, un pequeño discurso de Héctor Rojas Meza, de  1.934, con motivo de iniciarse las refacciones al templo de “La sagrada familia” de los Rastrojos. Interesante verbo melancólico del poeta. De nuevo, gracias a don Julio Álvarez Casamayor, que colocó en nuestras manos el texto, para el disfrute de los rastrojeños y cabudareños en general. A continuación el escrito.

Aquí estoy, esta vez, tomando parte de esta velada, promovida a beneficio de nuestro templo, por un grupo de distinguidas personas, entre las cuales se encuentran los apreciables caballeros Don Eustaquio Yépez y Juan José Palma, quienes son como representativos de la colonia tocuyana en esta población, laborando al lado del General Juan Bautista Segovia, Jefe Civil de este municipio y representativo de los rastrojeños nativos como Tobías Escobar, Leonardo Alvarado Guevara y otros entre los cuales se encuentra este modesto servidor, junto con González Meléndez, que es rastrojeño por afinidad, en las filas de los que han puesto su buena voluntad por mantener el sagrado fuego del entusiasmo que ha distinguido siempre a este pueblo laborioso y humilde, que tuvo la gloria de alojar bajo el añoso dividive, la cabeza de los milagros y la lengua de las maravillas de nuestro Libertador, una noche de noviembre de 1.813.
Este pueblo, cuyo pasado llena de infantiles recuerdos de alegría, mí hoy torturado corazón. Aquí en una casita de la “calle nueva”, se abrieron mis ojos a la luz y lancé el primer grito de horror a mi existencia, grito que sofocaron los besos y ternuras de mi madre, que Dios me ha conservado para que me consuele en el sufrir. Aquí crecí querido y consentido por todos los rastrojeños. En este templo, que hoy se refacciona, recibí los primeros sacramentos, bajo la cura de almas de mi padrino el Pbro. Regino Aular, aquel humilde y popular levita que por santo y gallero pudiera proclamarse patrón de este deporte. Aquí aprendí a leer, en la escuela de mi otro padrino el señor Andrés Mata Verde, que se adelantó a la moderna enseñanza y quien era además consumado legista y literato.
Yo dispersé, junto con otros muchachos, las cenizas del combustible de la fábrica de jabón, que amontonaba en la calle, la señora María Jesús Segovia, aquella austera matrona, ante quien temblábamos todos los chiquillos de la época. Yo me bañé en la acequia y comí mangos y mameyes del caney del señor Sequera. Yo cargué agua del pozo “del común” y bebí leche de las cabras de “Curibajana”, una de las cuales fue mi nodriza. Yo cuqueaba los perros de Juan de Dios Moreno y formaba en las filas guerreras del llamado “Capitán de las ánimas” Pedro Ortíz y demás muchachos imitadores de las guerras que a menudo se sucedían en aquellos tiempos. Era marchante en la pulpería de Antonio Sequera, tenía mi taturo en la de Juan Delgado y pedía ñapas sin gastar, en las de Pedro Burgos, Perucho Salas y Palacios Alvarado. He llorado con ellos, como estoy en esta hora feliz. Hace veinticinco años vine de Cabudare, henchido de ilusiones a vivir en mi pueblo con mi esposa, en una inolvidable luna de miel. La muerte destruyó mis esperanzas y transformó mi vida de alegría en vida resignada de vencido. Estaría celebrando en este tiempo mis bodas argentinas, sino faltara la que fuera en mi vida la sal de mi existencia, pero valga por ello esta velada en donde están los hijos de nuestro matrimonio tomando parte de ella.
Queridos coterráneos, no vayáis a creer que me siento orgulloso de otra cosa más que la modestia de ser hijo de esta pequeña aldea, aldea sin nombre que todavía conserva el de rastrojos de don Juan de Alvarado. Aldea sin tradiciones novelescas, como la antigua Roma, que fundaron los hijos de una loba y la leyenda azul de las Sabinas. Aldea solamente laboriosa, donde sus hijos viven esa vida apacible del que desdeña “el mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los sabios que en el mundo han sido”.
Señores.
r en la querencia por lo nuestro, lo que resalta y profundiza la identidad.


Queda a Los Rastrojos y a Cabudare, a nuestro gobierno y a su gente la tarea. Y a ti morocho recordarte que “no hay plazos que no se cumplan, ni deudas que no se paguen”.



Composición realizada en óleo por Hugo Camacaro,
donde aparece Don Héctor Rojas Meza,
 la iglesia "Sagrada familia"  y parte de la plaza Bolívar


Casa de la familia Giménez
ubicada frente a la plaza Bolívar de los Rastrojos


Don Héctor Rojas Meza

Share:

UN DIVIDIVI Y UNA CEIBA

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Un dividivi y una ceiba


Américo Cortez
Cronista de Cabudare


En nuestro municipio Palavecino existen dos árboles de especial significación y también deberían serlo de consideración. Un dividivi que vive latente, esperando que se dictamine si vive y una ceiba (jabillo), frondoso testigo vivo que cada día se resiste al maltrato y a que le digan jabillo, pues la sabiduría del pueblo cabudareño siempre le ha llamado ceiba y la fuerza de la costumbre se impone. Además ¿qué tiene de malo eso?.
El dividivi y la ceiba tuvieron bajo su sombra al hombre más grande de América,  Simón Bolívar, el 9 y el 10 de noviembre de 1.813, respectivamente, cuando recorrió los caminos de Cabudare. Esta semana pasada se cumplieron 204 años de ello.
Hoy el dividivi, del cual solo queda el tronco, vive bajo resguardo de la familia Rodríguez Parra, en Los Rastrojos, diagonal a la iglesia “Sagrada Familia”. Su más celoso cuidador Rafael, el morocho, ya no está con nosotros y recuerdo, cuando, en mi trabajo como cronista, programaba visitas a su casa, para que los niños recibieran la energía de ese tronco, aparentemente muerto, y que en su cuerpo han crecido flores y plantas ornamentales. ¿Será que aún hay energía en él?. El morocho le miraba como quien ve a un anciano esperando consejo y los ojos le brillaban de orgullo al contar la historia, al saber su alegría y responsabilidad de mantenerlo, cerca de su casa y su corazón. ¿Cuántos secretos del Libertador, tendrá guardados?, ¿Qué dijeron ese 9 de noviembre Palavecino y Bastidas a Bolívar al incorporase al ejército libertador?. Es necesario buscar la forma para saber si es posible sacar de su ADN unos hijos, para sembrarlos en las escuelas. ¿Cómo se verá un dividival, con los hijos del histórico, en la avenida Intercomunal de Cabudare a Los Rastrojos?. Lo otro que falta, es cumplir el proyecto que preparaba con el morocho de realizar en ese hermoso patio de su casa, “En el Dividivi”, una serie de actividades culturales: recitales, ponencias, charlas, tenidas, etc. Ello, seguramente sería el complemento que el morocho celebraría desde donde esté.
Otro caso similar pasa con la ceiba histórica de Cabudare, que tiene ya algunas ventajas. Forma parte del complejo llamado desde 1.965 Parque “Ezequiel Bujanda”, tiene a su lado el puente San Nicolás (1.865), la quebrada Tabure, la capilla “El Nazareno”, la cancha techada y el parque infantil. Allí se realiza todos los domingos el programa del Ateneo de Cabudare “Contemos bajo la ceiba”. Sin embargo necesita, debido a su edad, periódicos exámenes fitosanitarios y una recuperación total de los espacios adyacentes, que garanticen todo el parque y la permanencia del árbol en el tiempo. Fue denominado por la Gobernación del Distrito Palavicini el 12 de marzo de 1.946 como Monumento Histórico y es quizás el altar de la patria en Cabudare. Se realizaban bajo su sombra velorios del sepulcro, los viernes santos. Hubo navidades en que se le colocaban luces, cual arbolito. Se realizaban discursos electorales. Allí estuvo Luis Beltrán Prieto Figueroa y fue él quien públicamente dijo “no sé por qué lo llaman ceiba  si esto es un jabillo”.
Estamos preparando un vivero, para que sus hijos llenen el valle del Turbio, el Parque Terepaima y más. Se recuerda ese 10 de noviembre de 1.813 cuando Bolívar resolvía bajo su sombra como subir a la meseta, a la llamada batalla de Barquisimeto y como los cabudareños esperanzados en la libertad se sumaron al ejército.
Como símbolos naturales e históricos hay tareas que acometer para darles el merecido y justo lugar en nuestra historia.
La energía que el dividivi y la ceiba emanan, nos recuerdan la tarea que los maestros (as) y cronistas debemos llevar adelante. Profundizar en la querencia por lo nuestro, lo que resalta y profundiza la identidad.

Queda a Los Rastrojos y a Cabudare, a nuestro gobierno y a su gente la tarea. Y a ti morocho recordarte que “no hay plazos que no se cumplan, ni deudas que no se paguen”.



La histórica ceiba (jabillo) y el puente San Nicolás.


El dividivi de los Rastrojos,
ubicado en la casa de los Rodríguez Parra.


histórico camino por donde pasó Bolívar
y el ejército Libertador.
 Foto a la altura de la entrada al caserío "Zanjón colorao"


Puente San Nicolás y la histórica ceiba donde estuvo el Libertador el 10 de noviembre de 1.813.

Share:

domingo, 5 de noviembre de 2017

PRESBÍTERO DANIEL VIZCAYA. LA HUMILDAD COMO VIRTUD




CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES


Presbítero Daniel Vizcaya. La humildad como virtud


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Cabudare ha dado al escenario de las virtudes, a personajes que llenaron épocas, muchos de ellos olvidados, no solo por el tiempo, sino por ese trajinar nuestro, con el cual echamos al olvido los valores de nuestro terruño.
En su corta vida, de apenas 44 años, marcó Daniel Vizcaya la segunda parte del siglo XIX de la iglesia venezolana. Tuvo condiciones innatas para el conocimiento de diferentes ramas del saber: filósofo, filólogo, historiador, periodista, políglota, exégeta, escritor, orador profundo y supremo y cargado de una humildad a toda prueba. Había nacido en Cabudare, al lado de la quebrada Tabure el 26 de octubre de 1.848. Hijo de Etanislao Vizcaya y Petronila Cortés. De joven vistió el hábito talar ordenado por el Ilustrísimo Señor Víctor José Díaz, primer Obispo de Barquisimeto. Acompañó en su gestión pastoral a su paisano cabudareño el Arzobispo de Caracas y Venezuela José Antonio Ponte, quien por su talento le nombró su secretario y le acompañó en todas sus visitas pastorales. Fue cura de la parroquia Santa Ana de Caracas y la santa sede le nombró Misionero Apostólico.
En 1.890 fue electo individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, ocupando el sillón “B”. Se dice que el sillón estaba maldito, ya que después que lo ocupara Antonio Leocadio Guzmán, todos los electos (4 prominentes miembros de la iglesia) fallecieron prematuramente, como le sucedió a Vizcaya, apenas dos años después de ser electo. Su origen humilde y buenas maneras afirmadas en su corazón por sus padres, le hicieron del aprecio de la comunidad llana y la sociedad caraqueña.
En Caracas la sociedad le abrió sus puertas y trazó amistad con gente que gustaba de recibirle en su hogar, por su exquisita conversación y conocimientos. De igual manera disfrutaba de encontrarse con la gente más pobre. Era una especie de Obispo Myriel de “Los Miserables”, que se encontraba a gusto con los ricos y los pobres y que acudía a los ricos a pedirles limosnas que luego repartía entre los más necesitados. Aún siendo Vicario de la catedral de Caracas nunca tuvo bienes de fortuna.
Visitaba permanentemente el humilde restaurante de la negra Telésfora del pasaje “Linares” y cuando una familia mantuana le invitaba a comer (uno de sus placeres favoritos) se excusaba diciendo “no mijita, no puedo ir porque voy a comer el mondonguito de Telésfora”. Allí conversaba con poetas, estudiantes y maritornes, con los cuales compartía libros, conversas y que le esperaban para aclarar dudas sobre literatura, historia y demás. Su biblioteca era visitada por todos, debido a que solo traía libros de sus viajes a Estados Unidos y Europa, lo que llamaba “el alimento del espíritu”. Siempre prefirió a los de abajo. Aunque iba camino a ser Obispo, se conformaba con dar consejo a sus superiores, los que le buscaban para escuchar sus juicios.
En Roma se hizo amigo del Papa León XIII, con quien compartió correspondencia.
Su carrera y su modestia corrían de la mano. Renunció al cargo de Canónigo de la Sociedad Internacional Misionera. Recibió en 1.889 la orden “Pro Ecclesia et Pontifice” del Vaticano.
Escribió el compendio de gramática iloco-castellana, de obligatorio estudio para curas de habla hispana que viajan a Filipinas.
Nunca tuvo bienes materiales. No aceptó ser Obispo de Guayana. Renunció a ser canónigo en la iglesia metropolitana de Caracas, para servir con humildad en la iglesia de Santa Ana de Caracas.
Murió joven, cuando su intelectualidad y memoria prodigiosa lo encumbraban a mejores propósitos. La avenida principal de “La Mata” en Cabudare lleva su nombre desde el 24 de julio de 1.983.

Al momento de su muerte ocurrida el 23 de febrero de 1.892 trabajaba conjuntamente con el Vaticano en una historia de la iglesia. Cuando muere quedó demostrada su pobreza, que llevaba con orgullo. De limosna se hicieron los gastos de su enfermedad, funerales y entierro, pues lo que obtenía lo entregaba en limosnas a los necesitados. Llamado “lumbrera de la iglesia”, “orador de trueno y miel”, piadoso e ilustrado sacerdote, orgullo cabudareño del verdadero misionero de Jesús. 



Pbro. Daniel Vizcaya.
Retrato aparecido en "El cojo ilustrado",
al momento de su muerte.

Avenida "Pbro. Daniel Vizcaya",
como Avenida La Mata. Lleva su nombre a petición
del señor José Ramón Brito, ilustre cabudareño.
Se inauguró con su nombre el 24 de Julio de 1.983, cuando el Bicentenario de Simón Bolívar.


Busto del Presbítero Daniel Vizcaya,
ubicado en la Plaza "Los Ilustres", en la entrada de Cabudare


Retrato de Daniel Vizcaya,
 realizado por José Ramón Brito Calles

Share:

CRONISTA DEL FUTURO


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cronista del futuro


Américo Cortez
Cronista de Cabudare


En días pasados recibí invitación, por parte del Presidente de la Asociación de Cronistas del Estado Lara (ASOCROLARA), el amigo Romel Escalona, para participar como ponente en el II Encuentro de Cronistas latinoamericanos, a efectuarse en San Felipe, el mes próximo. Ello me hace reflexionar sobre la razón de ser del oficio de cronista. He releído algunos pasajes de libros sobre la crónica: “Oficio de cronista” de Wilfredo Bolívar, cronista de Araure; “La microhistoria italiana” de Carlo Ginzburg; “El paradigma indiciario” de Giovanni Levy; “Historia Regional” del mejicano Carlos Aguirre Rojas; “Las nuevas tecnologías” de varios autores y otros, con la intención de revisar nuestro papel como guardianes de la historia, de los archivos, del patrimonio, de la cotidianidad y de la memoria. Por ello decidí embarcarme en un tema, para mi ponencia titulada “Cronista del futuro”. Aunque parezca paradójico este título, es en verdad el elemento que más me angustia y me entusiasma de este oficio. De cara al futuro, ningún cronista debe evitar enfrentar el gran reto que nos impone el inexorable paso del tiempo y los nuevos desarrollos tecnológicos.
En el pasado reciente, antes de la aparición de las nuevas tecnologías que ahora arropan cualquier área de la vida pública, el cronista se “defendía” fundamentalmente con las publicaciones, libros, periódicos, escasas apariciones en radio y televisión, publicaciones artesanales y las constantes charlas y exposiciones. En el mejor de los casos, con las herramientas basadas en grabadoras, fotografías y los más afortunados con video beam y computadoras.
Hoy el internet, las redes sociales y mucho más, ofrecen una casi infinita posibilidad de resguardo, proyección e intercambio de información, hasta en tiempo real, de tal manera que podemos acelerar y propiciar más interés en este oficio, que cada vez interesa menos a los jóvenes. Competir en las nuevas tecnologías con la gran cantidad de elementos de esparcimiento, distracción y entretenimiento, al alcance de los niños y jóvenes, es harto difícil o para decirlo en criollo “pelea de tigre contra burro”.
Debemos llenarnos de nuevas estrategias, nuevas formas de abordar el estudio y divulgación de la historia y la crónica, que la hagan más atractiva. Aún llegando al cenit de éxito, no será total, ya que las políticas educativas desde las escuelas y liceos, deben abonar la superación del desinterés actual por la crónica y la historia, como elementos para el desarrollo integral del individuo.
Sin embargo, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo al respecto. Para ello trabajo en este momento en el uso de la mayoría de los formatos posibles: twitter, facebook, blog, youtube, whatsapp, listas de correo electrónico y otras, que van más rápido que nuestras intenciones, y que por lo menos garantizan la permanencia en el tiempo de la información, que debe ser nuestra mayor preocupación. Toda información guardada en formatos en desuso, corre el riesgo de perderse. A todos nos ha pasado, que perdemos información, de lo cual solo queda el recuerdo. No debemos temer a lo nuevo. Las tecnologías no son malas “per ce”, depende del uso que le demos.
Aleccionarnos, hacernos conscientes y entender la necesidad histórica de emprender el camino a convertirnos en “cronistas del futuro”, no significa abandonar las cosas que ya hacemos y como las hacemos, ni la nostalgia por lo pasado, sino, amoldarnos y adaptarnos a lo nuevo para preservar lo viejo.

Mi maestro Julio Alvarez Casamayor, con sus 98 años, hace tiempo me dio una clave para entender lo que escribo. Ante la pregunta que le hice “don Julio ¿qué tiempo es mejor para usted, cuando estaba joven o el actual?”, a lo que contestó “el actual”. Repregunté “¿cómo es eso, si ahora no puedes hacer muchas cosas que hacías cuando joven?” Y la respuesta de los años vividos fue tajante “lo que pasa es que a ti nunca te sacaron una muela con un alicate”. Lo que demuestra que debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, sin perder la sensibilidad ante el pasado. 


Aprender de la tecnología.



El cronista del futuro 


Ser o no ser.

Share:

LOS NOVIEMBRES EN CABUDARE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Los noviembres en Cabudare


Américo Cortez
Cronista de Cabudare


En los pueblos existen fechas que los identifican. En Barquisimeto, la procesión de la Divina Pastora el 14 de enero es vital en la vida de la ciudad, al punto que después de esa fecha es que los barquisimetanos empiezan sus actividades en forma.
Hablando de Cabudare, el mes de noviembre, debería ser el mes emblemático, por diferentes razones. En el onceavo mes se conmemoran y celebran días de carácter histórico, patrimonial en las tres parroquias.
Empecemos por el 09 de noviembre. Ese día del año 1.813, el Libertador Simón Bolívar y el ejército patriota, viniendo de Gamelotal, pernoctaron en Los Rastrojos. La tradición cuenta que bajo un dividivi que estaba donde hoy es la casa de la familia Rodríguez Parra y del cual aún queda el viejo tronco, descansó el Libertador. Fue ese día que se incorporaron al ejército, Cristóbal Palavecino y José Gregorio Bastidas. Como recuerdo de la fecha. Existe allí una plaza que recuerda el hecho.
Un día después, El 10 de noviembre, entraron en Cabudare y se detuvieron en la hoy vetusta ceiba (jabillo) que está al lado de la quebrada Tabure, hoy le acompaña el puente San Nicolás. Fue allí, bajo nuestro emblemático árbol, donde Bolívar planificó la subida a la meseta de Barquisimeto para enfrentar al ejército realista, en la batalla de Barquisimeto, hoy llamada de Tierritas Blancas.
El día 14 de noviembre es el día de la Virgen de las Angustias, patrona de la Piedad, una de las poblaciones más importantes del municipio Palavecino y que tuvo las más espectaculares fiestas patronales que se hayan hecho en nuestro territorio y que fueron presididas, entre otros, por Simón Valera, ya desaparecido y Ali Sandoval, quien añora la alegría de aquellos tiempos.
El 19 de noviembre de 1.956 nació Alexi Pastor Vargas, músico, compositor y pilar fundamental en la creación de la Parroquia Agua Viva. Trabajó muchos años aunando esfuerzos con los aguaviveños y lograr la elevación a parroquia de su pueblo querido. También en noviembre, pero un día 8 de 2.011, falleció, dejando un vacio, que aún no llenan los mejores sueños de esa tierra.
El 26 de noviembre de 1.850 se creó la parroquia “Monagas”, luego “Convención”, luego “Los Rastrojos” y en 1.950, en su centenario se le denominó con el nombre de Parroquia “José Gregorio Bastidas”.
Como se observa hay razones de sobra para denominar a noviembre como el mes del municipio Palavecino.
Los gobiernos municipales, grupos culturales y organizaciones sociales, deberían pensar en enlazar esas fechas y agrupar varias actividades que se realizan en al año y que bien podrían ser, pilar fundamental de ese mes. Entre otras: “La siembra del golpe” que organiza la Unión de Golperos y Tamunangueros de Palavecino. El encuentro de tambores, que no tiene fecha fija aún. El Encuentro Folklórico de Agua Viva, que está por reorganizarse. “Cantos donde el dividivi”. Proyecto sin ejecutar, que preparaba con mi amigo Rafael Rodríguez Parra. Los desfiles que se realizaban el 09 y 10 de noviembre, en Los Rastrojos y Cabudare, respectivamente, a propósito del paso de Bolívar por nuestra geografía. El encuentro de corales, que se realizó dos veces y dejó un gusto por más. El encuentro musical “Juan Ramón Barrios” que se realizó hace varios años en noviembre, en la Casa de la Cultura. El Salón de Arte “Héctor Rojas Meza”, que se realiza los noviembres en el Ateneo de Cabudare.
Todos estos eventos sin contar los actos protocolares, litúrgicos, recreativas y más que harían de noviembre el mes de la cultura en Cabudare.
Esperemos que la sensibilidad de los gobiernos municipales, empresas, organizaciones sociales, artistas, cultores populares y particulares, se sumen a esta idea, que convertiría al municipio Palavecino en espacio de visita obligada todos los noviembres.

Por todo ello, oro a las almas de Pio Rodríguez, Alexi Vargas, Simón Valera, el “morocho” Rafael Rodríguez Parra, Teodoro Vásquez, Pedro Escalona, Antonio Olivera, Eurípides Ponte, “Coché” Rojas, J de D. Melean y otros que quisieron ver brillar siempre a su pueblo. 



Alexi Pastor Vargas "el último de los axaguas".
 Músico, compositor, promotor social y cultural,
excelente persona y propulsor de la creación
de la parroquia Agua Viva


Iglesia de La Sagrada Familia de Los Rastrojos. Muy cerca de allí,
de donde se tomó la foto, están los restos del dividivi
donde acampó Bolívar y el ejército Libertador
 el 09 de noviembre de 1813..


La histórica ceiba (jabillo) de Cabudare donde Bolívar y el ejército prepararon la subida a la meseta de Barquisimeto, la mañana del 13 de noviembre de 1.813. En la foto de mediados del siglo XX se aprecia, además del puente San Nicolás, una pequeña casa al lado del árbol. Igualmente la avenida Libertador con el clásico "lomo e` perro". Al fondo las viejas casas ya desaparecidas.

Share:

lunes, 30 de octubre de 2017

CALLEJONES DE CABUDARE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Callejones de Cabudare

Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Según la definición de algunos diccionarios los callejones son “el paso estrecho y largo entre paredes, casas o elevaciones del terreno”. En otros escritos lo definen como “una calle estrecha y larga”. En fin, es parte de la organización de los pueblos, impuesta desde la colonia por los españoles y a su vez impuesta a ellos por la influencia de los árabes en la península ibérica.

En el viejo Cabudare, los callejones están ubicados de este a oeste y se denominaron callejones a las calles más cortas, las de menores dimensiones y que recibían el nombre de personajes y familias ubicadas en las mismas, casi siempre en las esquinas. Estos nombres servían de referentes. Aunque ya no viven allí, la municipalidad mantuvo dichas denominaciones.

Don Julio Álvarez Casamayor en su libro “Cabudare, sendas, calles y personajes” Vol. 1, realiza un esbozo de los callejones. Cabe señalar que muchos de los personajes y denominaciones de los callejones las conoció don Julio de primera mano. A continuación escribo, tal cual lo hiciera en su libro en 1.997:

“Callejón Ponte”, también conocido en tiempos pasados como “del farol de don Manuel Gómez”. En la esquina noreste vivía la familia Ponte y cruzando la acera está la casa donde nació el Arzobispo Ponte en 1.832. Tiene aproximadamente 100 metros o una cuadra.
“Callejón del Matadero”. Al final del mismo en la parte sur estaba el matadero de Cabudare. También se le llamó “callejón del puente”, pues en la parte norte colindaba con el puente San Nicolás. Igualmente llamado de “la ceiba” o de “las barrancas”, ya que conducía hacia ese caserío. Es quizás el más largo, ya que atraviesa el barrio “Turén” de sur a norte.
Callejón de “la capilla” pues pasa al costado oeste de la capilla del Nazareno. Tiene apenas unos 70 metros de longitud y es el límite oeste del Parque “Ezequiel Bujanda”, espacio donde está ubicada la capilla.
Callejón “Amaya” o “Guédez”. En la esquina sureste vivió por muchos años el señor Francisco “Pancho” Amaya. Frente al mismo, en la parte sur está la casa de los Valero, Va desde la calle “Juan de Dios Ponte”, atraviesa la avenida “Libertador” y termina en la calle “Santa Bárbara”. Tiene aproximadamente 150 metros.
Callejón “Santa Ana”, llamado de “los Pérez”. Pues pasa a un costado de la casa donde vivió doña María Ángela Pérez, recordada matrona y gran devota de San Rafael Arcángel de pueblo arriba. Con el tiempo le llamaron callejón del “cañaveral”, ya que estaba un famoso botiquín cabudareño llamado así, regentado por el señor Argimiro León González. Tiene aproximadamente 200 metros.
“Callejón de Rumualdo Hernández”, o callejón de “Juanita Rojas”, su esposa, que es el nombre que tiene en la actualidad. Hoy es la entrada obligada de quienes vienen de Barquisimeto por “La Mendera” y deben cruzar a la derecha, pues se termina allí la doble vía. Tiene aproximadamente 300 metros.
“Callejón sin nombre” al que luego los muchachos llamaron “del beisbol”. Pues existía al final del mismo, un terreno donde se jugaba ese deporte. Allí nació el equipo “Tarabana BBC”, de los primeros equipos de beisbol de Cabudare.
Callejón “el calvario”, ya que está ubicado a la entrada de la “cruz de san Rafael” o de “pueblo arriba” o “cruz del oeste” y donde se realizaban velorios de cruz. Igualmente lo llamaron “callejón Linares”, porque vivía el señor Juan Linares en una de las esquinas. El camino de ese callejón conducía a Tabure y Agua Viva y en él estaba la cruz que marcaba el sitio donde asesinaron al padre de Nicolás Patiño. Era el más largo. A partir de los años sesenta empezó a perder terreno, hasta que las nuevas viviendas hicieron que se recuperara en la parte que comienza en la Avenida Libertador.

Para los viejos cabudareños, los que conocieron a los personajes nombrados será de nostalgia, para los más jóvenes debe ser motivo para buscar conocer más a este pueblo querido de Cabudare, que siempre abre los brazos a los nacidos o no en nuestra tierra, pues al final todos somos cabudareños.


Los viejos callejones de Cabudare


Esquina del callejón Amaya

Share:

CABUDARE Y EL DECRETO DEL PACIFICADOR. II PARTE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cabudare y el decreto del Pacificador. II parte


Américo Cortez
Cronista de Cabudare



En la entrega anterior colocamos el infame decreto que Pablo Morillo “el pacificador” hizo contra Cabudare el 22 de julio de 1.818. Ahora quiero inferir algunas razones que llaman la atención. 

La primera es el poder que aún ostentaban los curas y comerciantes de Barquisimeto, que impedían el desarrollo como pueblo de Cabudare, a pesar de haber sido designada y aprobada en Caracas como nueva parroquia eclesiástica, a partir del 1º. De Abril de ese año. Lo observamos cuando recién llegado Morillo a Barquisimeto (apenas tres meses después de la aprobación de la parroquia Cabudare), emite el decreto donde ordena tomar medidas drásticas contra Cabudare y sus habitantes.

Morillo, es llevado por las intrigas de los curas de Barquisimeto, don José Antonio Melean y Sebastián Bueno, quienes lo convencen de que era necesario restituir los derechos de los barquismetanos y santaroseños sobre ese territorio, aludiendo entre otras cosas la persecución que los cabudareños le hacían a los indígenas que vivían en Santa Rosa del cerrito. Recordemos que “el sitio” de Cabudare pertenecía hasta el 1º. de Abril de 1.818 a la parroquia Santa Rosa. También es importante señalar que el cura de Santa Rosa, Juan Francisco Mujica había aceptado la nueva parroquia de Cabudare, a condición que le nombraran Párroco del nuevo curato de Cabudare. Esto debido a la creciente población, comercio pujante y ventajas geoestratégicas que ofrecía Cabudare, por ser la puerta del llano y el camino hacia el centro del país. Eran estas, algunas de las razones por las cuales se ensañaban contra Cabudare, No solo los curas mencionados, sino, los del Ayuntamiento, el Síndico, el Procurador General y el Administrador de la Real Hacienda, todos afectados en sus intereses particulares. Incluso en el decreto Morillo acota que existe fraude de los habitantes de Cabudare, en especial los comerciantes, al no pagar los tributos que exigía la Real Hacienda con sede en Barquisimeto. De igual manera establece en su escrito que existen peleas entre vecinos de Cabudare, lo que “afecta” las relaciones de convivencia.

Para colmo del asunto, ordena y condena Morillo a Cabudare a: que se trasladen los comercios fundados allí a Barquisimeto “pues los mercados, tiendas y demás, deben estar en esta ciudad, como es justo y no allí”, que se restituyan a Barquisimeto los vecinos que eran de ella y que no se permita la construcción de nuevas viviendas en el sitio de Cabudare. Por ello el comandante Oberto intimida a los cabudareños y el 24 de julio de ese año 1.818 más de cien personas, entre comerciantes, industriales, artesanos y vecinos son sacados violentamente de Cabudare, abandonando sus casas y negocios, y ordena lo mismo con todos los emigrados de los pueblos de la provincia pues como dice Morillo (palabras más palabras menos), Cabudare era un espacio de pleitos entre familias y vecinos, y defraudadores del erario real. 

No hay que ser erudito para entender que los intereses económicos, siempre fueron la causa y razón principal, para que impidieran que Cabudare fuera pueblo organizado. Imaginamos la indignación de los pioneros que lograron la creación de la parroquia eclesiástica y los vecinos que entendiendo la necesidad de organizarse, eran proscritos como maleantes. Tuvo que esperar Cabudare luego de la Batalla de Carabobo, para empezar a forjar el pueblo.

Ese infame decreto de Pablo Morillo es uno de los momentos de ignominia más grandes en nuestra evolución histórica. Por ello, Juan de Dios Melean señala en su escrito de 1.883 “como los esbirros del absolutismo destruían de día, las chozas que a la luz de lámparas los cabudareños construían de noche”.

Nuestro pueblo persistió, para lograr sus objetivos. Por ellos, Palavicini, Bastidas y otros cabudareños, se fueron con el ejército Libertador a la guerra, a lograr la emancipación del yugo español.


General Pablo Morillo


Grabado ecuestre de Pablo Morillo

Share:

CABUDARE Y EL DECRETO DEL PACIFICADOR. I PARTE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cabudare y el decreto del Pacificador


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Las autoridades de Barquisimeto y Santa Rosa siempre impidieron la formación y crecimiento de Cabudare como pueblo. Primero intentó el Obispo Martí en 1.785, con Decreto, crear la parroquia de Cabudare. Luego, en 1.813 el Libertador Simón Bolívar, trató de darle la categoría de pueblo con un decreto de creación de la parroquia civil, como lo cuenta Juan de Dios Melean en su ensayo de 1.883, que no se hizo efectivo ni se ha conseguido prueba escrita. Incluso luego de creada la parroquia eclesiástica el 1 de Abril de 1.818, siguió sufriendo Cabudare de la ignominia del yugo español.
En octubre de 1.815, comerciantes de Barquisimeto solicitaban se prohibiera la fabricación de casas y comercios en el sitio de Cabudare y que solo se les permitiera a ellos hacerlo. El 6 de noviembre de ese año, el Cabildo consideró la petición, decidiendo el 20 de noviembre, pasar el asunto al Procurador General don Manuel Ocanto, quien en justicia determinó que no solo los que hacían la petición podían construir viviendas y abrir negocios en el sitio de Cabudare, sino, todos aquellos vecinos que lo creyeran conveniente, porque según las leyes no podía el Cabildo impedirlo, pero que gestionaría ante la Audiencia el asunto.
En 1.816 los alcaldes de Barquisimeto difirieron la causa, pero en 1.817 los comerciantes, artesanos y labradores de Cabudare, dieron poder a don Antonio Tacoronte y a don Ramón Prin, para que diligenciaran ante las autoridades en Caracas, el permiso para fundar y establecer un pueblo en el sitio de Cabudare, lo que permitiría tener comercio mayor y menor sin ninguna traba.

En julio de 1.818 llegó a Barquisimeto el General Pablo Morillo, llamado “el pacificador”. El 22 del mismo mes emitió la siguiente orden al Comandante político y militar de Barquisimeto Francisco María Oberto “He recibido el oficio de usted de ayer con el expediente que me incluye sobre traslación del comercio de Cabudare a esta ciudad, y habiendo atentamente examinado las razones que usted me expone, … las reflexiones de los venerables curas párrocos, ayuntamiento, sindico, Procurador General y el Administrador de la Real Hacienda,…por cuyas razones y documentos se demuestran con la mayor evidencia los incalculables perjuicios  que se seguirán a esta población, industria, agricultura y felicidad de esta antigua y leal ciudad, teniendo a sus inmediaciones un puesto, que iba abatiendo las riquezas y aún los moradores que atraídos por la avaricia, que perjudican considerablemente, a los intereses del rey, por los muchos fraudes que allí le hacían, fomentaba la desunión y rivalidades entre las familias y vecinos; y se procedía en fin contra las sabias disposiciones de las leyes, que prohíben semejantes establecimientos y contra el dictamen del Fiscal de su majestad, que se apoyaba en ellos, persiguiendo los indios fieles de Santa Rosa, cuyo fiel y leal pueblo trataron poco a poco destruir, perjudicándole de todos modos;… todo ello contribuye directamente a defraudar los productos del Real erario… He dispuesto, usando las facultades que el Rey me tiene conferidas, se restituyan a esta ciudad los vecinos que eran de ella, y lo mismo todos los emigrados de los pueblos de esta provincia, con el fin de usted observe su conducta y al propio tiempo cuidará que no haya tráfico, venta ni comercio alguno en el citado sitio de Cabudare, pues los mercados, tiendas y demás, deben estar en esta ciudad, como es justo y no allí, impidiendo también la construcción de nuevas casas según esta mandado, para que no queden más que las que hay actualmente. Igualmente se prohíbe dársele la denominación de pueblo de Cabudare, y si la de sitio, porque no puede fundarse otro pueblo apenas de media legua de Santa Rosa y poco más de esta ciudad….Cuartel General de Barquisimeto, julio 22 de 1.818. Pablo Morillo”. Continuará…


General Pablo Morillo


La capilla Santa Bárbara. Primera sede de la parroquia Cabudare


Bolívar y Morillo en Santa Ana de Trujillo

Share:

98 AÑOS. SUMA Y SIGUE

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

98 años. Suma y sigue


Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Vivir 98 años debe ser placentero, pero vivirlos trabajando en las causas más nobles y aún a esa edad seguir produciendo trabajo para su pueblo es en verdad digno de admiración. Es el caso de don Julio Álvarez Casamayor que este lunes 22 de mayo llegó a los 98 años, en plenitud de facultades, con una lucidez que ya envidiarían muchos de 50 años. Además su compromiso con Cabudare no le permite descansar. Cuando alguien se jubila, regularmente se dedica a descansar y hacer cosas para su entretenimiento y felicidad. No es que eso sea malo o no recomendado.
Don Julio siente la necesidad y el compromiso de seguir escrudiñando, investigando y revisando cuanto documento, dato o conversa le acerque a entender y dejar para otros, en el futuro cercano, todo lo concerniente a la evolución histórica de Cabudare y Palavecino en general.
No es solo arrebatar al olvido los hechos del pasado cabudareño, sino, inferir teorías, basado en el paradigma indiciario de la microhistoria italiana, método que don Julio practica, sin haberlo conocido, pues le nace del conocimiento de la idiosincrasia, costumbres, gustos y hechos de sus paisanos cabudareños.
Al conocer el espacio geográfico, no por mapas y planos, sino, por haberlos recorrido desde su infancia, siempre llenando sus ojos, sentimientos y pensamientos, de análisis de los sucesos, de personajes, de contextos y la intuición desarrollada, es la clave de su trabajo. Según sus propias palabras, todo lo aprendió de atender a sus padres, respetar a sus mayores, leer y sus ansias permanentes de saber.
Desde el mundo de la política, donde estuvo más de 50 años, nunca saltó a dar concepto, ni opinión, sin desarrollar la reflexión que produce ideas, las más apegadas a la verdad y la honestidad.
De niño fue vendedor de leche, saliendo de madrugada con su burro y su perrito hacia Barquisimeto. Practicó deportes. Realizó cualquier cantidad de trabajos. Todos ellos le crearon el valor de la responsabilidad y el trato con las personas. En el Concejo Municipal fue: portero, mensajero, escribiente, secretario, concejal, síndico, prefecto, vicepresidente y presidente de la Cámara municipal.
Es quien más ha escrito sobre Cabudare y Palavecino, en libros, artículos para la prensa y aún sigue trabajando en ello. 6 libros sobre Cabudare y 4 inéditos. Todos estarán pronto en el blog que preparo para perpetuar su obra, siempre al servicio de los que quieran acercase a la historia de Cabudare.
Cuando nos reunimos ante la computadora, puede estar 6 u 8 horas trabajando conmigo, donde demuestra una vitalidad que envidio. Como es trabajando es bailando, incansable. Discute cualquier palabra o cambio que pretenda hacer a investigaciones y trabajos. Me da la razón (cuando la tengo), pero cuando cree que le pertenece, la explica las veces que sea necesaria para convencerme.
No quiso ser cronista municipal y le debo el cargo de cronista parroquial, pues me aupó y me tomó como su discípulo. Vivo bebiendo de su sabiduría, que pareciera infinita.
Su memoria sigue dando pistas sobre la vida que ha vivido y la evolución histórica de nuestro pueblo. Ha estado en los acontecimientos importantes del Cabudare del siglo pasado y aún quiere más en este XXI. Los retrata en su cerebro, sabiendo que los conectará en sus trabajos.
Sus hijas dicen que soy su último hijo y me llena de orgullo el compromiso, ya que es el padre que nunca tuve. Le amo con un profundo respeto, el que se ha ganado por seguir empeñado en desvanecer las sombras de la historia de Cabudare.
Verle en la plaza Bolívar o caminando por las calles, con sus 98 años, saludando a tanto parroquiano y parroquiana me llena de orgullo.
Este escrito es mi agradecimiento y aspiro que Cabudare le reconozca a cabalidad sus esfuerzos, en su justa dimensión.
Padre, sigue cabalgando en tu empecinada juventud, sigue descubriendo historias y sigue dándonos tu presencia, con la certeza que ha valido la pena.

Son 98 años de verdadera vida. 98 años. Suma y sigue.


Siempre estoy bebiendo de su sabiduría, ganada en la vida de vivir queriendo a nuestro pueblo Cabudare


Nunca se cansa de explicar lo que su memoria guarda para darnos pistas de la historia de Cabudare


Bailando un pasodoble con su hermana Negda. Incansable en la historia y el baile. La foto fue tomada en la retreta que ofreció la orquesta Mavare en la Plaza "Aquilino Juáres"
el 27 de enero del año 2.000

Share: