CABUDARE,
BUCOS Y MAMEYES
El rostro de Cabudare
Américo
Cortez
Cronista de
Cabudare
Identificar las transformaciones de las personas sin
conocerlas es una tarea monumental, pero lograr lo mismo en un pueblo pasa por
descifrar y reflexionar sobre una serie de elementos que van desde la
infraestructura, las personas, historia, las costumbres y en el caso de
Cabudare de su privilegiada ubicación geográfica, que pareciera ser, más bien
una perturbadora condición.
Efectivamente, desde que se empezó a poblar Cabudare,
como sitio, y luego como pueblo organizado, a partir de 1.818, se empezaron a
suceder cambios, por lo estratégico que significaba, para la política, el
comercio y el desarrollo de la región.
Nada más, con saber que era obligatorio, para ir al llano,
pasar por Cabudare, y aún lo es, y que hasta mediados del siglo XIX igualmente para
ir al centro del país (San Carlos, Valencia, Maracay y Caracas), produjo el
interés de comerciantes y otros por Cabudare.
Imagínense que estar tan cerca de Barquisimeto, lo
convirtió en patio trasero de la capital del Estado, y aún se siente esa rémora.
Para entender el asunto, escribo solo algunos casos o ejemplos: 1) Cabudare
apenas comenzó a organizarse como pueblo en 1.818 y adquirió verdadera
independencia como pueblo en 1.844, cuando se le designó con el título de
Cantón. Aunque estaba poblado por los indígenas desde épocas milenarias y a
partir del siglo XVI por los españoles. Aún en ese tiempo apenas existía como
sitio, ni siquiera caserío.
2) Cabudare entró tarde al siglo XX, ya que la
cercanía con Barquisimeto no permitió el desarrollo de sus potenciales. El Liceo
“Jacinto Lara”, el primero de Cabudare, nació en 1.966, cuando en el siglo XIX
había educación media en el Tocuyo y Carora, por nombrar algunos.
3) A raíz de la explosión demográfica del Estado Lara,
se hicieron suculentos los terrenos de Barquisimeto, pero sobre todo, a partir
de comienzos de los 70´s, los de Cabudare, por su ubicación geográfica y
facilidades. Además empezaban a desmantelarse las grandes haciendas del valle
del Turbio, ubicadas del lado de Palavecino.
Todo lo expuesto fue cambiando de manera vertiginosa
el rostro de Cabudare. De un pueblo apacible, de viejas casas, de calle oscuras
(aún algunas) y de gente que llevaba una dinámica lenta de hacer las tareas
diarias y el sosiego en las tardes, como encontrarse en la plaza, propio de los
pueblos tranquilos, todo ello lleno de camaradería y hermandad. Hoy la
tranquilidad del pueblo que conocimos ha desaparecido. El viejo y el nuevo cabudareño
y su descendencia viven el agite de un espacio que no deja nada para el
encuentro. Las casas antiguas, aún las “protegidas” por la Ley de Patrimonio y
los espacios públicos son usados con poco o ningún respeto. Vean el caso del
monumento a Juáres.
Las nuevas edificaciones se comen a las viejas. Las
tradiciones viven condicionadas a la moda de turno.
Para no parecer la Virgen de las Angustias de La
Piedad y ayudar un poco a las posibles claves para la convivencia ciudadana y
el respeto a los espacios y tradiciones, doy algunas ideas: A) El gobierno
municipal debe hacer un programa de identidad, que permita que los cabudareños
natos y los nuevos habitantes se reconozcan y reconozcan la historia y el
desarrollo de Cabudare como elemento para seguir avanzando con lo material y lo
inmaterial. B) Las organizaciones
culturales, educativas, recreativas, conjuntamente con el gobierno municipal
deben encarar este programa de identidad como una cruzada, que nos encuentre a
todos y haga que nuestros esfuerzos no sean dispersos y sin planificación.
De esta manera el rostro de Cabudare no será el
desdibujado, fortuito y desorganizado que ahora existe. Estoy consciente que el
PEDUL y otros elementos pueden ayudar a ello, pero no será posible sin la
voluntad de los habitantes, sus organizaciones y gobiernos.
Para mi pueblo Cabudare lo mejor, para esta tierra mis
pasos y para el futuro de ella mi vida. Coloco este infinito deseo en manos de
San Juan Bautista, San Rafael Arcángel
y Santa Bárbara. Que así sea.
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El desarrollo indiscriminado y poco armonioso ha convertido a Cabudare en una ciudad con identidad difusa. Esta es la esquina de "la rosa de los vientos". Calle "Nicolás Patiño" con calle "Juan de Dios Ponte" |
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Lo viejo sigue pujando. Casa de la familia Valero en pueblo arriba. |
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Un atentado a la estética y al patrimonio, además de mal gusto. Esquina de la calle "Juan de Dios Ponte" con calle "Domingo Méndez" |
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Solares en abandono. Esquina del callejón "Las Pérez" con calle "Juan de Dios Ponte". Allí existió una vieja casa donde vivía la familia de Abelardo Pérez, guardianes en el siglo XIX de la tradición de San Rafael Arcángel en pueblo arriba. |
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Lo nuevo tragándose lo viejo. Vista de este a oeste de la calle "Juan de Dios Ponte". La casa de la esquina es de la familia Parra. Aún viven allí, detrás el nuevo edificio construido en el solar de la casa de la familia Ponte. Al final de la foto se puede ver el puente "Rojas Paul" o "Libertador". La foto fue tomada desde la esquina donde está la escuela "Ezequiel Bujanda" |
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Lo nuevo tragándose lo viejo. Vista desde un edificio de la Avenida "Libertador", antiguo camino real, por donde pasó Bolívar en 1.813 y en 1.821. Los árboles son de la plaza "Aquilino Juáres", conocida como plaza "La Cruz". |
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Entrada de Cabudare en la Avenida inter comunal "Aquilino Juáres". Se puede apreciar parte de la plaza "los Ilustres". Al final la bomba de "La morenita" |
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Construcciones nuevas que van cambiando el paisaje cabudareño. Esta es a la altura de "La Piedad" |
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Vista de este a oeste de parte de la calle "Juan de Dios Ponte". Foto tomada desde la esquina de la calle "Miguel Bernal" |