CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES
Las Navidades en
Cabudare
Américo
Cortez
Cronista de
Cabudare
Dedico al extinto pesebrero Pedro Escalona. Por él
vivo la navidad.
Todos los pueblos se
preparan para la navidad. Al entrar el último trimestre del año ya todos se
imaginan la próxima navidad. En Cabudare no podía ser diferente. Por ello, al
asomarse diciembre, el último día de noviembre, se preparaba un recibimiento,
que consistía en esperar las 12 de la noche de ese día en la Plaza Bolívar y al
entrar el 1º. de Diciembre realizaban una caravana, con los pocos carros y
camiones que habían. Recorrían las oscuras calles con pitos, latas y todo lo
que produjera ruido. Iban a los Rastrojos, La Piedad y algunos más aventureros
a los caseríos más cercanos. De nuevo en la plaza estaba un grupo musical
tocando temas bailables hasta que todos pensando en el trabajo se retiraban a
dormir. Esta tradición terminó en los 60´s y vuelta a resurgir en 1.981 cuando
Oscar Asuaje, de Banco Obrero empezó a realizarla en la caseta de los trabajadores del Central Rio Turbio, en Banco Obrero,
con música desde las 7 de la noche hasta las 12 y de allí partía la caravana,
muy nutrida y que terminábamos los de la Parranda Sarao tocando tambores en
cualquier sitio, hasta desfallecer. Dentro de esta tradición nació el grupo experimental
Sarao, de música afrolatina, tocando en el primer templete de esa época.
Don Julio Alvarez
Casamayor, con sus 96 años a cuestas me cuenta detalles de las navidades que
vivió en el viejo Cabudare.
El pesebre de la
iglesia en tiempos del Padre Yustiz era realizado con figuras de papel, muñecas
de trapo, barba e palo, musgo, aserrín, cartones pintaos, piedritas pintadas
con molinos de agua y espejos que semejaban lagos y riachuelos. A partir de
mediados de los cincuenta Pedro Escalona se convirtió, hasta su muerte, en el
pesebrero más buscado por las familias y el encargado de preparar el de la
iglesia y el de su casa que ocupaba una habitación completa y que era de
obligada visita de los cabudareños.
La gente se
preparaba para la navidad haciendo juegos de aguinaldos: “palito en boca”, “híncate
cotin”, “quieto”, “si o no” y otros que hacían el día a día una alegría
permanente. Los aguinaldos a pagar eran inocentadas que iban desde caramelos
hasta besos, en el caso de las parejas.
Circulaban folletos
de aguinaldos, muy jocosos, que recordaban los acontecimientos del año que
moría y sometían a personajes de la política, el comercio y los de a pie a la
risa y la chanza. Asisclo Vásquez, cabudareño, sacaba uno de los más esperados
todos los años, pues los cabudareños se veían retratados en ellos. Negda
Alvarez taquigrafiaba los aguinaldos que por las radios sonaban para anexarlos
al repertorio del grupo de la parroquia.
Al acercarse las
misas de aguinaldo, Amenodoro Alejo, Carlos Guédez y otros preparaban la bola
de candela, para patearla desde el puente San Nicolás hasta la Cruz Salvadora,
eludiendo al policía de guardia, quien intentaba infructuosamente detenerlos.
Era hecha en base a alambre de gallinero, trapo, aceite quemao y kerosene. La
escondían estratégicamente y la encendían en el momento propicio.
Eran las campanas
las que despertaban a las familias a las 4 de la mañana. Las familias disfrutaban
antes o después de la misa de aguinaldo de las tostadas del “batatú”, de las
alfajoras de Carmela Carrasco, quien luego enseñó al recordado Juan Tista
Alvarado de Pueblo Arriba. De los amasijos de Ramona de Valles. Los cartuchos
con confites, hechos de azúcar y almíbar de Paula Castro. Las marchantas hacían
las delicias de los más pequeños con los dulces criollos de Las Melean cargados en azafates: conservas de leche, toronja, de coco,
de piña, templones, aliados, cucas y besitos de coco. Amaneciendo, quedaban
pocas tostadas del “cocho con leche”. Algunos se atrevían a llegar a los
Rastrojos a saborear los chicharrones, recién salidos de los calderos de
Carrasquel y Mendoza.
Al salir de misas
los muchachos convidaban a las féminas a los paseos por los baños del “zanjón
del gato, “el chorro de la quebrada la Mata” y Tabure…Esta historia continuará.
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Casa de Pedro Escalona. En la esquina de la calle Simón Planas con Avenida Libertador. En la foto Don Julio Alvarez Casamayor |
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Francisco Santeliz, Francisco "Coché" Rojas y Erasmo Graterol |
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La alegría cabudareña siempre presente. Julio Alvarez Casamayor, Gerardo Borges y Hugo Piñero |
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Cholito. Personaje popular de Cabudare |
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La iglesia San Juan Bautista.Centro de la navidad en Cabudare |
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Casa de las hermanas Melean. Dulceras de tradición en Cabudare, ya desaparecidas |
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Margaro Vásquez, Eurípides Ponte y el señor Colombo |
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