sábado, 2 de julio de 2016

CABUDARE Y SU GENTILICIO


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

Cabudare y su gentilicio

Américo Cortez
Cronista de Cabudare

A través de los tiempos nombrar a las personas por su gentilicio ha sido motivo de orgullo, pues es el reconocimiento a la tierra donde se nace. Así conseguimos dentro de Palavecino a los palavecinenses y en algunos casos ejemplos dignos de concurso. Por ejemplo: De La Piedad, piadosos; de El Tamarindo, tamarindenses, de Coco ´e mono; coquenses o conoemoneros; de El Palaciero, palacierenses o palaciereños, de La Aguada, aguadeños y muchos más que cada escuela y comunidades deberían investigar y promover para su conocimiento y uso.
El caso de los cabudareños es lo que nos ocupará en las próximas líneas, más que por su denominación gentilicia, por los valores intrínsecos subyacentes en las personas nacidas en nuestra tierra y aunque los tiempos han cambiado, vale destacar ciertos valores que pueden ayudar a preservar y en algunos casos, rescatar las bondades de los hombres y mujeres nacidos en Cabudare.

Es en el ensayo de 1.883 de Juan de Dios Melean donde por primera vez se hacen públicos rasgos característicos de los cabudareños. Al respecto dice “…los cabudareños son valientes, hospitalarios, generosos, sociales, complacientes, enemigos del despotismo, amantes de la libertad, no tienen nada de vengativos.” En primera instancia, esta observación de Melean (que vivió toda su vida en Cabudare) demuestra el espíritu de los cabudareños. Melean escribe con respecto a la llegada de Bolívar a Cabudare el 10 de noviembre de 1.813 “…hizo su entrada a Cabudare en medio del general contento de sus hijos, que desde la víspera habían salido a su encuentro, adornando sus sombreros con divisas tricolores… privados del derecho de fabricar pobres cabañas en que albergarse… e impetraban en nombre de la libertad de la América la licencia necesaria para edificar un pueblo...”. Sin duda se refiere al pueblo de a pie. No creo que Melean hubiera obviado a algún importante hacendado o propietario si hubiese estado allí a la llegada del Libertador. De hecho hay pruebas de que algunos como el Alferez Real Juan José Alvarado, sabiendo la llegada de Bolívar, marcharon a Coro.


Muchos valientes cabudareños de ese tiempo se incorporaron al ejército Libertador, sobresaliendo Cristóbal Palavecino y José Gregorio Bastidas. Igualmente en la Guerra Federal tuvo participación protagónica con Nicolás Patiño, Aquilino Juáres y otros. 

En la actualidad y desde principios de los sesenta con la construcción “del nuevo Cabudare”, entiéndase: Barrio Ajuro, Pueblo Nuevo, La Mata, Las Acacias, Banco Obrero, Daniel Carias, Los Pinos y luego las “nuevas urbanizaciones”, empezó la llegada de familias que buscando mejores posibilidades vinieron a vivir a esta tierra. De diferentes partes del Estado Lara y Venezuela se empezó a recibir la influencia masiva de la idiosincrasia e identidad de los nuevos habitantes; con sus costumbres y espiritualidades que fueron impregnando la vida de la sociedad cabudareña. 

Si es cierto que el gentilicio de cada pueblo viene dado por una denominación particular, también se va forjando con el quehacer diario. Con su trabajo, con el reconocimiento de las potencialidades, con el respeto a su gente, a la naturaleza y a las leyes. Con las relaciones que se desarrollan en la vida cotidiana. Con los gobiernos del terruño y el pueblo, que apartando preferencias y diferencias deben entender que todos jugamos un papel en la patria chica. 

Es digno de un estudio socio antropológico el caso de Cabudare, por lo acelerado del proceso. Daría pistas a los gobiernos municipales para las políticas de integración real de todos los que vivimos aquí. Haría entender al “nuevo” y “viejo” cabudareño, que es necesaria la suma de voluntades para convertirnos en lo que todos los gobernantes municipales han intentado, unos más que otros; un espacio que dignifique la vida, con respeto a las diversidades. Sería un hermoso regalo para Cabudare. ¿No creen ustedes?.



El amor por lo nuestro forma el gentilicio


La amistad como valor de los cabudareños


Sembrar en los niños la identidad con el pueblo


La música, rasgo de lo nuestro


El compañerismo como virtud


El tamunangue, la música que representa a Cabudare


La hermandad forjada en el compartir diario. Los hermanos Parra.

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