CABUDARE,
BUCOS Y MAMEYES
98 años. Suma y sigue
Américo
Cortez
Cronista de
Cabudare
Vivir 98 años debe
ser placentero, pero vivirlos trabajando en las causas más nobles y aún a esa
edad seguir produciendo trabajo para su pueblo es en verdad digno de
admiración. Es el caso de don Julio Álvarez Casamayor que este lunes 22 de mayo
llegó a los 98 años, en plenitud de facultades, con una lucidez que ya
envidiarían muchos de 50 años. Además su compromiso con Cabudare no le permite
descansar. Cuando alguien se jubila, regularmente se dedica a descansar y hacer
cosas para su entretenimiento y felicidad. No es que eso sea malo o no
recomendado.
Don Julio siente la
necesidad y el compromiso de seguir escrudiñando, investigando y revisando
cuanto documento, dato o conversa le acerque a entender y dejar para otros, en
el futuro cercano, todo lo concerniente a la evolución histórica de Cabudare y
Palavecino en general.
No es solo arrebatar
al olvido los hechos del pasado cabudareño, sino, inferir teorías, basado en el
paradigma indiciario de la microhistoria italiana, método que don Julio
practica, sin haberlo conocido, pues le nace del conocimiento de la idiosincrasia,
costumbres, gustos y hechos de sus paisanos cabudareños.
Al conocer el
espacio geográfico, no por mapas y planos, sino, por haberlos recorrido desde
su infancia, siempre llenando sus ojos, sentimientos y pensamientos, de
análisis de los sucesos, de personajes, de contextos y la intuición
desarrollada, es la clave de su trabajo. Según sus propias palabras, todo lo
aprendió de atender a sus padres, respetar a sus mayores, leer y sus ansias permanentes
de saber.
Desde el mundo de la
política, donde estuvo más de 50 años, nunca saltó a dar concepto, ni opinión,
sin desarrollar la reflexión que produce ideas, las más apegadas a la verdad y
la honestidad.
De niño fue vendedor
de leche, saliendo de madrugada con su burro y su perrito hacia Barquisimeto. Practicó
deportes. Realizó cualquier cantidad de trabajos. Todos ellos le crearon el
valor de la responsabilidad y el trato con las personas. En el Concejo
Municipal fue: portero, mensajero, escribiente, secretario, concejal, síndico,
prefecto, vicepresidente y presidente de la Cámara municipal.
Es quien más ha
escrito sobre Cabudare y Palavecino, en libros, artículos para la prensa y aún
sigue trabajando en ello. 6 libros sobre Cabudare y 4 inéditos. Todos estarán
pronto en el blog que preparo para perpetuar su obra, siempre al servicio de los
que quieran acercase a la historia de Cabudare.
Cuando nos reunimos
ante la computadora, puede estar 6 u 8 horas trabajando conmigo, donde demuestra
una vitalidad que envidio. Como es trabajando es bailando, incansable. Discute
cualquier palabra o cambio que pretenda hacer a investigaciones y trabajos. Me
da la razón (cuando la tengo), pero cuando cree que le pertenece, la explica
las veces que sea necesaria para convencerme.
No quiso ser
cronista municipal y le debo el cargo de cronista parroquial, pues me aupó y me
tomó como su discípulo. Vivo bebiendo de su sabiduría, que pareciera infinita.
Su memoria sigue
dando pistas sobre la vida que ha vivido y la evolución histórica de nuestro
pueblo. Ha estado en los acontecimientos importantes del Cabudare del siglo pasado
y aún quiere más en este XXI. Los retrata en su cerebro, sabiendo que los
conectará en sus trabajos.
Sus hijas dicen que
soy su último hijo y me llena de orgullo el compromiso, ya que es el padre que
nunca tuve. Le amo con un profundo respeto, el que se ha ganado por seguir
empeñado en desvanecer las sombras de la historia de Cabudare.
Verle en la plaza
Bolívar o caminando por las calles, con sus 98 años, saludando a tanto
parroquiano y parroquiana me llena de orgullo.
Este escrito es mi
agradecimiento y aspiro que Cabudare le reconozca a cabalidad sus esfuerzos, en
su justa dimensión.
Padre, sigue
cabalgando en tu empecinada juventud, sigue descubriendo historias y sigue
dándonos tu presencia, con la certeza que ha valido la pena.
Son 98 años de
verdadera vida. 98 años. Suma y sigue.
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Siempre estoy bebiendo de su sabiduría, ganada en la vida de vivir queriendo a nuestro pueblo Cabudare |
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Nunca se cansa de explicar lo que su memoria guarda para darnos pistas de la historia de Cabudare |
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Bailando un pasodoble con su hermana Negda. Incansable en la historia y el baile. La foto fue tomada en la retreta que ofreció la orquesta Mavare en la Plaza "Aquilino Juáres" el 27 de enero del año 2.000 |
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