viernes, 18 de diciembre de 2020

 CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

LA HISTORIA DEL CIRINEO DEL NAZARENO DE CABUDARE

Américo Cortez

 Cronista de Cabudare

 

Dedico a José Ramón Brito Calles, que siempre llevó al Nazareno de Cabudare en su corazón.

La imagen del Nazareno fue traída a Cabudare por Domingo Antonio Méndez (que es más antigua que la iglesia San Juan Bautista), quien fuera primer Presidente del Estado Soberano de Barquisimeto y que le construyó capilla vecina a la histórica Ceiba. Imagen que luego custodió José Ramón Brito y ahora su hijo Domingo Antonio y que es la más venerada por la feligresía. Ella reúne a los cabudareños el miércoles santo. Día de encuentro de los que viven y los se han ido, que vuelven ese día a espiar los olores del incienso y escuchar los acordes de las marchas de Mauro Bravo.

Saliendo de la Iglesia San Juan Bautista va en procesión por la Avenida Libertador, llega a la Cruz Salvadora y allí toma la calle Juan de Dios Ponte. En la esquina de la Rosa de los vientos (calle Nicolás Patiño) cruza hasta la escuela Gladis Briceño Méndez (antes Nueva Segovia), y de allí, de nuevo por la Libertador hasta el templo matriz. Entre rezos y música sacra le acompañan los promesantes y el pueblo, que eleva plegarias y promesas al hijo de Nazareth.

En la época en que las campanas de la iglesia de Cabudare hacían las veces de reloj y se alumbraban las empedradas calles con faroles, sucedió la siguiente anécdota, que me contó mi querido amigo y padre putativo Julio Álvarez Casamayor:

Por las calles de Cabudare transitaban las bestias, los carros de mulas y la calezas, que utilizaban los que tenían mejor posibilidad económica.

En ese tiempo, el Párroco de la población de Río Claro no tenía una imagen de Jesús, necesaria para las procesiones y actos litúrgicos en la iglesia, por lo cual le pidió a su similar de Cabudare le prestara una. Recordemos que el Nazareno de Cabudare llevaba detrás a un Cirineo, que va ayudando a cargar la pesada cruz. Esta fue la imagen que el cura de Cabudare le prestó al de Río Claro y por razones que aún no se explican la imagen se quedó allá.

El poeta y sabio Héctor Rojas Meza quiso pasar unas vacaciones en el pintoresco pueblo de Río Claro y así aprovechar las templadas aguas de Guayamure, para lo cual alquiló la caleza del señor Jesús Franco, que la conducía Juan de Dios Landaeta, conocido en nuestro pueblo como “El Batatú”.

Temprano en la mañana emprendió el viaje por el antiguo camino de Tarabana, atravesando los ríos Claro y Turbio, continuando por la cuesta de Zamurobano. Después bajando por la cuesta Lara y de allí hacia Río Claro subiendo por el Manzano.

En Río Claro le esperaba un amigo de apellido Mendoza, quien le recibiría en su casa. Era costumbre ir a las quebradas Guayamure y Tinta, a temperar para curar dolencias, ya que el cambio de clima y el aire puro de montaña era receta de los médicos de la época.

Al llegar a la casa de Mendoza compartieron por horas y luego resolvió recorrer las calles del pueblo y como buen cristiano ir al templo. 

Llegó a la casa de Dios y apenas había entrado escucho una voz que en repetidas veces y como un suave eco le llamaba “Héctor…Héctor”. Al oír su nombre, se fue adentrando sigilosamente, hasta llegar a un nicho donde estaba una imagen que le dijo “Héctor, no me conoces?...soy el Cirineo que por muchos años cargué la cruz del Nazareno de Cabudare…te voy a pedir un favor…no le digas a nadie aquí quien soy, porque todos creen que soy Jesús…, que te parece?, de chivo pasé a chivato”.

Esta es la razón por la cual se recortó la cruz (o se cambió?) y se recortó el mesón donde todos los miércoles santos sale el Nazareno de Cabudare en procesión, la procesión más larga, que recorre pueblo abajo y pueblo arriba.

Le contó don Vidal Hernández a su ahijado Julio Álvarez Casamayor que el Cirineo lo habían vendido hacía mucho tiempo. Quién lo vendió?. Eso… aún no se sabe.

@proyectosarao



















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