CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES
CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES
LA HISTORIA DEL CIRINEO DEL NAZARENO
DE CABUDARE
Américo Cortez
Cronista de Cabudare
Dedico a
José Ramón Brito Calles, que siempre llevó al Nazareno de Cabudare en su
corazón.
La imagen del Nazareno fue traída a
Cabudare por Domingo Antonio Méndez (que es más antigua que la iglesia San Juan
Bautista), quien fuera primer Presidente del Estado Soberano de Barquisimeto y
que le construyó capilla vecina a la histórica Ceiba. Imagen que luego custodió
José Ramón Brito y ahora su hijo Domingo Antonio y que es la más venerada por
la feligresía. Ella reúne a los cabudareños el miércoles santo. Día de
encuentro de los que viven y los se han ido, que vuelven ese día a espiar los
olores del incienso y escuchar los acordes de las marchas de Mauro Bravo.
Saliendo de la Iglesia San Juan
Bautista va en procesión por la Avenida Libertador, llega a la Cruz Salvadora y
allí toma la calle Juan de Dios Ponte. En la esquina de la Rosa de los vientos
(calle Nicolás Patiño) cruza hasta la escuela Gladis Briceño Méndez (antes
Nueva Segovia), y de allí, de nuevo por la Libertador hasta el templo matriz.
Entre rezos y música sacra le acompañan los promesantes y el pueblo, que eleva
plegarias y promesas al hijo de Nazareth.
En la época en que las campanas de la
iglesia de Cabudare hacían las veces de reloj y se alumbraban las empedradas
calles con faroles, sucedió la siguiente anécdota, que me contó mi querido
amigo y padre putativo Julio Álvarez Casamayor:
Por las calles de Cabudare
transitaban las bestias, los carros de mulas y la calezas, que utilizaban los
que tenían mejor posibilidad económica.
En ese tiempo, el Párroco de la
población de Río Claro no tenía una imagen de Jesús, necesaria para las
procesiones y actos litúrgicos en la iglesia, por lo cual le pidió a su similar
de Cabudare le prestara una. Recordemos que el Nazareno de Cabudare llevaba
detrás a un Cirineo, que va ayudando a cargar la pesada cruz. Esta fue la
imagen que el cura de Cabudare le prestó al de Río Claro y por razones que aún no
se explican la imagen se quedó allá.
El poeta y sabio Héctor Rojas Meza
quiso pasar unas vacaciones en el pintoresco pueblo de Río Claro y así
aprovechar las templadas aguas de Guayamure, para lo cual alquiló la caleza del
señor Jesús Franco, que la conducía Juan de Dios Landaeta, conocido en nuestro
pueblo como “El Batatú”.
Temprano en la mañana emprendió el
viaje por el antiguo camino de Tarabana, atravesando los ríos Claro y Turbio,
continuando por la cuesta de Zamurobano. Después bajando por la cuesta Lara y
de allí hacia Río Claro subiendo por el Manzano.
En Río Claro le esperaba un amigo de
apellido Mendoza, quien le recibiría en su casa. Era costumbre ir a las
quebradas Guayamure y Tinta, a temperar para curar dolencias, ya que el cambio
de clima y el aire puro de montaña era receta de los médicos de la época.
Al llegar a la casa de Mendoza
compartieron por horas y luego resolvió recorrer las calles del pueblo y como
buen cristiano ir al templo.
Llegó a la casa de Dios y apenas
había entrado escucho una voz que en repetidas veces y como un suave eco le
llamaba “Héctor…Héctor”. Al oír su nombre, se fue adentrando sigilosamente,
hasta llegar a un nicho donde estaba una imagen que le dijo “Héctor, no me
conoces?...soy el Cirineo que por muchos años cargué la cruz del Nazareno de
Cabudare…te voy a pedir un favor…no le digas a nadie aquí quien soy, porque
todos creen que soy Jesús…, que te parece?, de chivo pasé a chivato”.
Esta es la razón por la cual se
recortó la cruz (o se cambió?) y se recortó el mesón donde todos los miércoles
santos sale el Nazareno de Cabudare en procesión, la procesión más larga, que
recorre pueblo abajo y pueblo arriba.
Le contó don Vidal Hernández a su
ahijado Julio Álvarez Casamayor que el Cirineo lo habían vendido hacía mucho
tiempo. Quién lo vendió?. Eso… aún no se sabe.
@proyectosarao
0 Comentarios :
Publicar un comentario