lunes, 7 de noviembre de 2016

EL ROSTRO DE CABUDARE


CABUDARE, BUCOS Y MAMEYES

El rostro de Cabudare

Américo Cortez
Cronista de Cabudare

Identificar las transformaciones de las personas sin conocerlas es una tarea monumental, pero lograr lo mismo en un pueblo pasa por descifrar y reflexionar sobre una serie de elementos que van desde la infraestructura, las personas, historia, las costumbres y en el caso de Cabudare de su privilegiada ubicación geográfica, que pareciera ser, más bien una perturbadora condición.
Efectivamente, desde que se empezó a poblar Cabudare, como sitio, y luego como pueblo organizado, a partir de 1.818, se empezaron a suceder cambios, por lo estratégico que significaba, para la política, el comercio y el desarrollo de la región.
Nada más, con saber que era obligatorio, para ir al llano, pasar por Cabudare, y aún lo es, y que hasta mediados del siglo XIX igualmente para ir al centro del país (San Carlos, Valencia, Maracay y Caracas), produjo el interés de comerciantes y otros por Cabudare.
Imagínense que estar tan cerca de Barquisimeto, lo convirtió en patio trasero de la capital del Estado, y aún se siente esa rémora. Para entender el asunto, escribo solo algunos casos o ejemplos: 1) Cabudare apenas comenzó a organizarse como pueblo en 1.818 y adquirió verdadera independencia como pueblo en 1.844, cuando se le designó con el título de Cantón. Aunque estaba poblado por los indígenas desde épocas milenarias y a partir del siglo XVI por los españoles. Aún en ese tiempo apenas existía como sitio, ni siquiera caserío.
2) Cabudare entró tarde al siglo XX, ya que la cercanía con Barquisimeto no permitió el desarrollo de sus potenciales. El Liceo “Jacinto Lara”, el primero de Cabudare, nació en 1.966, cuando en el siglo XIX había educación media en el Tocuyo y Carora, por nombrar algunos.
3) A raíz de la explosión demográfica del Estado Lara, se hicieron suculentos los terrenos de Barquisimeto, pero sobre todo, a partir de comienzos de los 70´s, los de Cabudare, por su ubicación geográfica y facilidades. Además empezaban a desmantelarse las grandes haciendas del valle del Turbio, ubicadas del lado de Palavecino.
Todo lo expuesto fue cambiando de manera vertiginosa el rostro de Cabudare. De un pueblo apacible, de viejas casas, de calle oscuras (aún algunas) y de gente que llevaba una dinámica lenta de hacer las tareas diarias y el sosiego en las tardes, como encontrarse en la plaza, propio de los pueblos tranquilos, todo ello lleno de camaradería y hermandad. Hoy la tranquilidad del pueblo que conocimos ha desaparecido. El viejo y el nuevo cabudareño y su descendencia viven el agite de un espacio que no deja nada para el encuentro. Las casas antiguas, aún las “protegidas” por la Ley de Patrimonio y los espacios públicos son usados con poco o ningún respeto. Vean el caso del monumento a Juáres.
Las nuevas edificaciones se comen a las viejas. Las tradiciones viven condicionadas a la moda de turno.
Para no parecer la Virgen de las Angustias de La Piedad y ayudar un poco a las posibles claves para la convivencia ciudadana y el respeto a los espacios y tradiciones, doy algunas ideas: A) El gobierno municipal debe hacer un programa de identidad, que permita que los cabudareños natos y los nuevos habitantes se reconozcan y reconozcan la historia y el desarrollo de Cabudare como elemento para seguir avanzando con lo material y lo inmaterial.  B) Las organizaciones culturales, educativas, recreativas, conjuntamente con el gobierno municipal deben encarar este programa de identidad como una cruzada, que nos encuentre a todos y haga que nuestros esfuerzos no sean dispersos y sin planificación.
De esta manera el rostro de Cabudare no será el desdibujado, fortuito y desorganizado que ahora existe. Estoy consciente que el PEDUL y otros elementos pueden ayudar a ello, pero no será posible sin la voluntad de los habitantes, sus organizaciones y gobiernos.

Para mi pueblo Cabudare lo mejor, para esta tierra mis pasos y para el futuro de ella mi vida. Coloco este infinito deseo en manos de San Juan Bautista,  San Rafael Arcángel y  Santa Bárbara.  Que así sea.  


Desarrollo indiscriminado


 Lo viejo sigue pujando


Un atentado a la estética y el patrimonio


Solares en abandono


Lo nuevo tragándose lo viejo

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